Perspectiva Internacional

El impulso de China hacia una nueva cultura de matrimonio y maternidad

 busca enfrentar la crisis demográfica y de baja natalidad en el país

 El objetivo es tres hijos por hogar. Después de décadas de control poblacional con la política del hijo único, China ha cambiado de rumbo. Desde 2016, cuando se abandonó la política del hijo único, la tasa de natalidad ha seguido disminuyendo, lo que ha llevado al gobierno a aplicar nuevas estrategias para alentar a las parejas a tener más hijos. La promoción de esta nueva política no se limita a campañas de concientización, sino que incluye iniciativas como bodas colectivas, llamadas telefónicas a parejas recién casadas, incentivos económicos y la promoción del matrimonio y la maternidad a una edad joven.

Zona piloto

El gobierno chino ha implementado estas medidas en distintas etapas, designando zonas piloto como el distrito de Miyun, en el noreste de Pekín, para promover la “nueva cultura” mediante propaganda que incluye esculturas y carteles con mensajes sobre la importancia de casarse y tener hijos en la edad adecuada. Sin embargo, la implementación de esta política ha generado reacciones mixtas entre la población, con muchas personas reconociendo la presión económica que implica tener más hijos y cuestionando la intervención estatal en decisiones privadas.

Incentivos economicos

Las tácticas incluyen no solo incentivos económicos para matrimonios tempranos, sino también la presión a través de llamadas telefónicas, en las que las autoridades animan a las parejas a concebir. Aunque estas estrategias buscan revertir las tendencias demográficas y abordar el envejecimiento de la población, algunos sectores de la sociedad, especialmente mujeres y jóvenes, ven con preocupación la intensificación de la intromisión estatal en la vida privada.

El papel de la familia y los valores

Este esfuerzo también se ha alineado con un discurso oficial que ha adoptado un tono más conservador en cuanto al papel de la familia y los valores tradicionales. En 2023, el presidente Xi Jinping destacó la importancia de promover las virtudes familiares y el papel de las mujeres en este esfuerzo, alejándose del énfasis previo en la igualdad de género. Esto representa un retroceso en términos de derechos reproductivos y libertad individual, reabriendo el debate sobre el control estatal y la autonomía personal en la China contemporánea.

Tendencia arraigada en la sociedad

El desafío es claro incluso con políticas más laxas en cuanto al número de hijos, muchos ciudadanos siguen eligiendo tener pocos o ningún hijo, debido a la presión financiera y las dificultades para equilibrar el trabajo y la vida familiar. El contexto económico y social de China ha cambiado drásticamente desde la época de la política del hijo único, y las medidas actuales podrían no ser suficientes para revertir una tendencia que parece estar arraigada en la sociedad moderna.