Por Perspectiva Internacional
Washington / Moscú – 24 de octubre de 2025
Trump asesta un golpe histórico a las petroleras rusas y altera el equilibrio energético global
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció una nueva ronda de sanciones contra Rosneft y Lukoil, las dos mayores petroleras rusas, en un movimiento que ha sacudido los cimientos de la estrategia económica del Kremlin y ha alterado el equilibrio del mercado energético global. La medida, que incluye la inclusión de ambas empresas en la lista negra del Tesoro estadounidense, supone el aislamiento financiero más severo que haya enfrentado Rusia desde el inicio de la guerra en Ucrania.
El impacto sobre Moscú y la advertencia de Putin
Desde Moscú, Vladímir Putin respondió con dureza: advirtió que las sanciones “le saldrán caras” a Washington y sostuvo que Rusia “no actúa bajo presión”. Sin embargo, la realidad económica parece más compleja. Con estas restricciones, Rosneft y Lukoil quedan excluidas del sistema financiero internacional, sin posibilidad de operar en dólares ni de contratar seguros o transporte marítimo a través de compañías occidentales.
China se aleja, India duda: el golpe de Trump que pone en jaque a la economía de guerra rusa
Analistas energéticos advierten que la medida podría recortar hasta un millón de barriles diarios de las exportaciones rusas si países como India o Turquía deciden reducir sus compras. La situación ya tuvo un efecto inmediato: China, el principal cliente de crudo ruso, anunció que suspenderá sus adquisiciones.
La incógnita india y el efecto dominó
India se convierte así en el actor clave de este nuevo escenario. Desde el inicio de la invasión de Ucrania, Nueva Delhi ha aprovechado los descuentos del petróleo ruso para reforzar su suministro energético, convirtiéndose en el segundo comprador de crudo “Urales” del mundo. Ahora enfrenta una decisión estratégica: mantener los lazos con Moscú y arriesgarse a sanciones secundarias de Estados Unidos, o alinearse parcialmente con Occidente en un contexto geopolítico cada vez más tenso.
El tablero mundial se mueve al ritmo del petróleo ruso
“Si India y Turquía reducen sus compras, el golpe para Rusia será profundo”, asegura el analista Jorge León, de la consultora Rystad Energy. Los mercados ya reaccionaron con una fuerte subida del precio del petróleo tras conocerse la medida.
Del acercamiento al desencuentro entre Trump y Putin
La decisión de Trump marca un giro inesperado en su relación con el Kremlin. Durante los primeros meses de su nuevo mandato, Moscú había percibido una apertura inédita con Washington: intercambios de prisioneros, reuniones diplomáticas de alto nivel y hasta una cumbre en Alaska parecían anunciar una distensión.
Trump rompe su frágil entendimiento con Putin y abre una nueva fase de tensión global
Esa estrategia colapsó con las sanciones. La reacción del entorno del Kremlin fue inmediata. Dmitri Medvédev, vicepresidente del Consejo de Seguridad ruso, calificó las medidas como “un acto de guerra” y acusó a Trump de “alinearse con la Europa demente”. Detrás de su retórica, el mensaje es claro: el Kremlin se siente traicionado y teme el efecto real de estas sanciones sobre su economía de guerra.
Una economía al borde del límite
La exportación de combustibles fósiles sigue siendo la principal fuente de ingresos del Estado ruso: representa uno de cada cuatro rublos del presupuesto. La guerra, sin embargo, ha devorado los recursos del país. Cerca del 40% del gasto público se destina hoy al esfuerzo militar, y las reservas de divisas se han reducido drásticamente.
Putin intenta transmitir calma. Asegura que las sanciones encarecerán el petróleo y perjudicarán también a los consumidores estadounidenses. Pero en Moscú, el nerviosismo es evidente: la suspensión de la rueda de prensa diaria del portavoz Dmitri Peskov y la tardía reacción del Kremlin reflejan el desconcierto ante un escenario económico cada vez más incierto.
Un golpe que trasciende a Rusia
Más allá del impacto inmediato, la decisión de Trump redefine la geopolítica energética global. Al aislar a las grandes petroleras rusas, Washington busca cortar los ingresos que financian la guerra, pero también reafirma su liderazgo en el mercado energético frente a China y la OPEP+.
El petróleo vuelve a ser un arma de guerra
Europa celebra la medida como un “cambio radical”, mientras Pekín la califica de “ilegal”. En el medio, India se debate entre el pragmatismo y la presión diplomática. La próxima jugada de Nueva Delhi podría determinar no solo el futuro económico de Rusia, sino también el rumbo del conflicto en Ucrania.
