Por Perspectiva Internacional

Japón rompe su techo de cristal: Sanae Takaichi, primera mujer en llegar al poder
Japón acaba de romper un techo histórico. Sanae Takaichi, figura emblemática del ala más conservadora del Partido Liberal Democrático (PLD), se convirtió en la primera mujer en ocupar el cargo de primera ministra en la historia del país. Su investidura, aprobada este martes por la Cámara baja de la Dieta, marca un antes y un después en una sociedad en la que la representación femenina en la política sigue siendo mínima: apenas un 16% de los legisladores son mujeres.
Por primera vez, Japón tendrá una primera ministra. ¿Cambio real o símbolo vacío?
Takaichi, de 64 años, asume el poder tras la dimisión de Shigeru Ishiba, que dejó el cargo luego de dos derrotas electorales consecutivas y presiones internas dentro del PLD. Su llegada a la jefatura de gobierno fue posible gracias a un acuerdo de última hora con el Partido de la Innovación (Ishin), de perfil igualmente conservador, luego de que el tradicional socio de coalición, Komeito, retirara su apoyo.
Una líder con sello conservador
Considerada una admiradora de Margaret Thatcher, Takaichi no oculta su afinidad por las políticas firmes y ortodoxas. “Mi objetivo es ser la dama de hierro japonesa”, declaró durante la campaña por el liderazgo del partido. Su estilo directo, su defensa del nacionalismo económico y su voluntad de revisar la Constitución pacifista del país la sitúan como una figura de línea dura en el escenario político japonés.
La heredera de Shinzo Abe que quiere transformar Japón sin romper su tradición
Su historial es extenso: desde los años noventa ha ocupado distintos ministerios —entre ellos, el de Seguridad Económica y el de Interior— y se ha ganado un lugar como una de las voces más influyentes del bloque conservador. Es también una fiel seguidora del ex primer ministro Shinzo Abe, de quien hereda la agenda económica conocida como abenomics, basada en el estímulo fiscal y la intervención del Estado para impulsar el crecimiento.
Feminismo sin reformas
Paradójicamente, su ascenso no viene acompañado de una agenda feminista transformadora. Aunque Takaichi fue ministra de Igualdad de Género, se ha opuesto a varias reformas clave: desde la ley que impide a las parejas casadas mantener apellidos distintos, hasta la sucesión imperial exclusivamente masculina.
Solo el 16% del Parlamento japonés son mujeres. Hoy una de ellas llega a la cima
Su postura ha generado una mezcla de expectativas y escepticismo entre los ciudadanos. Para algunos, su liderazgo representa una oportunidad simbólica para avanzar hacia una mayor inclusión. Para otros, su visión tradicionalista amenaza con mantener el statu quo en un país que, según el Foro Económico Mundial, ocupa el puesto 118 en el ranking global de brecha de género y el 125 en empoderamiento político.
Primera ministra, pero no feminista: el perfil que divide a Japón.
Aun así, Takaichi ha prometido elevar la presencia femenina en el gabinete y abordar políticas que faciliten la permanencia laboral de las mujeres que cuidan familiares. También ha roto tabúes al hablar públicamente de temas como la menopausia, un gesto inusual en la clase política japonesa.
Desafíos en el horizonte
La nueva primera ministra enfrenta un escenario complejo. Japón lidia con una baja natalidad persistente, un alto costo de vida y un creciente rechazo a la migración. En el plano internacional, la guerra comercial entre Estados Unidos —su principal aliado— y China amenaza con afectar la estabilidad de la cuarta economía mundial.
Entre Trump y China: los desafíos globales de la nueva líder japonesa
Su primer gran desafío diplomático llegará en pocos días, cuando reciba la visita del presidente estadounidense Donald Trump, con quien se espera aborde temas de seguridad y defensa en Asia-Pacífico.
Entre el símbolo y la continuidad
La llegada de Sanae Takaichi al poder no solo marca un hito en la historia japonesa, sino que refleja las tensiones entre modernidad y tradición que atraviesan al país. Mientras Japón busca reconfigurar su identidad política y económica en un mundo convulso, la figura de su primera mujer primera ministra simboliza tanto el avance como los límites del cambio en una sociedad aún dominada por estructuras patriarcales.



