
Por Perspectiva Internacional – 17 de julio de 2025
Cristosal huye ante la represión del régimen de Bukele
Después de 25 años de trabajo incansable en defensa de los derechos humanos, la organización salvadoreña Cristosal ha cerrado sus oficinas en El Salvador y trasladado a todo su personal fuera del país. La razón no es una reestructuración ni una crisis financiera: se trata de una medida desesperada frente al asedio creciente del régimen de Nayib Bukele, que continúa consolidando un modelo autoritario en el país centroamericano.
Voces críticas que han optado por abandonar el país
«Tuvimos que decidir entre la cárcel o el exilio«, declaró su director ejecutivo, Noah Bullock, desde Guatemala, donde ahora opera parte del equipo. La organización —que ha documentado torturas, desapariciones forzadas y detenciones arbitrarias en el marco del régimen de excepción instaurado en 2022— se suma así a una lista cada vez más amplia de voces críticas que han optado por abandonar el país ante la amenaza directa de persecución.
Un éxodo forzado
Entre junio y julio, al menos 20 activistas y 40 periodistas han abandonado El Salvador. La causa: advertencias sobre una “lista negra” de personas señaladas para ser detenidas por el gobierno. Entre los capturados recientes se encuentra Ruth López, una de las principales directivas de Cristosal, quien había denunciado condiciones inhumanas en las prisiones salvadoreñas y ahora se encuentra recluida, incomunicada, en una prisión de alta seguridad.
Los medios de comunicación
La represión no se limita a activistas. El Faro, uno de los medios de comunicación independientes más reconocidos de América Latina, anunció que la totalidad de su redacción se ha exiliado tras recibir información de inteligencia sobre detenciones inminentes. Otros medios como Gato Encerrado, Redacción Regional y Factum han sufrido destinos similares, desmantelando su presencia legal en el país para evitar represalias.
Ley mordaza y régimen de excepción
Bukele ha convertido el régimen de excepción —iniciado en 2022 tras una masacre atribuida a las pandillas— en una herramienta para aplastar la disidencia. Bajo este régimen, más de 85.000 personas han sido encarceladas, muchas sin pruebas ni juicios, algunas simplemente por “parecer nerviosas”, según revelan documentos fiscales. El 2% de la población adulta salvadoreña está actualmente tras las rejas.
El discurso inaugural de un nuevo mandato en junio
En su discurso inaugural de un nuevo mandato en junio, Bukele dedicó casi una hora a atacar a medios y organizaciones de derechos humanos. Poco después, aprobó una ley mordaza que criminaliza a cualquier organización o medio que reciba fondos del exterior sin autorización estatal, abriendo la puerta a procesos por lavado de dinero contra quienes sigan operando.
Un mensaje al mundo: la democracia ha muerto
Cristosal, que ha sido un actor central en la defensa de los derechos humanos desde la guerra civil salvadoreña, no es una víctima accidental. Ha liderado causas históricas como la de la Masacre de El Mozote, y recientemente representó a los más de 200 venezolanos recluidos en la mega cárcel del régimen, el CECOT, tras ser deportados desde Estados Unidos. La detención de López y el desmantelamiento de la organización son una advertencia clara: pensar diferente tiene consecuencias.
Los llamados de atención aún no han logrado frenar la deriva autoritaria
“El objetivo del régimen no es solo encarcelar a las voces críticas, sino que nos vayamos. Y está funcionando”, afirma Bullock. La situación ha generado preocupación internacional, pero las sanciones y llamados de atención aún no han logrado frenar la deriva autoritaria de Bukele.
¿Y ahora quién?
La salida de Cristosal deja un vacío crítico en la defensa de los derechos humanos en El Salvador. Pero también deja un precedente escalofriante para América Latina. A medida que gobiernos populistas y autoritarios amplían sus márgenes de poder, el exilio de las voces independientes se convierte en una constante regional.
Nuevas oficinas en Guatemala y Honduras
Desde sus nuevas oficinas en Guatemala y Honduras, Cristosal promete seguir trabajando. “Ya nos hemos registrado como agentes extranjeros. El derecho a defender derechos no es renunciable”, insiste Bullock.


