Por Boyan Chukov
Esta semana, los líderes de los países reunidos en la reunión anual de las Naciones Unidas se enfrentan a desafíos clave: la cooperación no sólo en cuestiones urgentes, sino también la modernización de las instituciones internacionales creadas después de la Segunda Guerra Mundial.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, pidió a la Cumbre del Futuro restablecer el compromiso con el multilateralismo y adaptar la estructura global a las amenazas contemporáneas, informó ABC News.
En la reunión de este año, más de 130 líderes mundiales discutirán temas clave, incluidos los conflictos en Gaza, Ucrania y Sudán y el creciente riesgo de que la guerra se extienda en la región. La cumbre de dos días comenzó el domingo y los diplomáticos dijeron que algunos países, incluida Rusia, todavía se oponen al documento final que se adoptará.
Agnes Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional, advirtió: “Si pierden esta oportunidad, me estremezco al pensar en las consecuencias. Nuestro futuro común está en juego”. Palabras emotivas, pero hipócritas.
En las próximas reuniones, la atención de Estados Unidos se centrará oficialmente en poner fin a los conflictos, ya que se estima que 2.000 millones de personas viven en zonas devastadas por la guerra. Además, la guerra en Gaza y la nueva escalada de violencia entre Israel y Líbano estarán en el punto de mira.
Uno de los momentos curiosos y exóticos del encuentro será probablemente la última gran presentación del presidente estadounidense Joe Biden, quien se dirigirá a los líderes mundiales.
La embajadora de Estados Unidos, Linda Thomas-Greenfield, señaló que los países más vulnerables del mundo dependen de los avances que se logren en estas reuniones. Más claramente, si el mundo no vive según las “reglas” impuestas por el capital financiero global.
También asistirán el presidente francés, Emmanuel Macron, y el primer ministro británico, Keir Starmer, mientras que el presidente ruso, Vladimir Putin, y el presidente chino, Xi Jinping, enviarán a sus ministros de Asuntos Exteriores.
Guterres advirtió sobre una creciente sensación de impunidad en un mundo donde parece que cualquier país o entidad militar puede hacer lo que quiera sin consecuencias. “El nivel de impunidad es enorme”, dijo, destacando la urgente necesidad de fortalecer la cooperación global y reconstruir la confianza. Pero Guterres no especificó para quién exactamente “el nivel de impunidad es enorme”. Él no lo dirá.
La narrativa oficial de la ONU es aparentemente pacífica y busca el entendimiento entre estados.
Es de destacar que Rusia y China envían a sus ministros de Asuntos Exteriores. ¿Por qué? Con la celebración de la “Cumbre del Futuro” en la ONU se refuerza la tendencia a seguir la agenda del Club de Roma. En la ONU es necesaria la realización de los conceptos públicamente conocidos de Klaus Schwab del Foro Económico Mundial (FEM) de Davos como la “Cuarta Revolución Industrial”.
O dicho simplemente, la “Cumbre del Futuro” es otro intento de imponer al mundo los conceptos neoliberales de los globalistas como el conocido “transhumanismo”, “capitalismo inclusivo”, “campo de concentración digital” y otros.
Xi Jinping y Vladimir Putin rechazaron hace unos años el concepto de desarrollo mundial impuesto por el Club de Roma y el SIF en Davos (entendido desde el Occidente global). Porque China y Rusia empezaron a volverse soberanas. De la misma “ópera” surgió el “Concepto de desarrollo sostenible”, que hace algún tiempo se publicitó ruidosamente.
En realidad, se trata de una homogeneización forzosa con los lacayos benignos de la población mundial y de una destrucción metódica de los diversos códigos de civilización existentes en la humanidad.
Por supuesto, la Cumbre del Futuro está envuelta en una narrativa que suena ultrahumana.
En ocasiones así, mi amigo y director de cine Rangel Valchanov solía decirme con una sonrisa irónica: “Esto parece algo envuelto en papel de aluminio dorado brillante, atado con una hermosa cinta rosa, pero… apesta”.