En un esfuerzo por reducir la dependencia energética de Europa del Este respecto al gas ruso, la República Checa ha propuesto un ambicioso plan que podría marcar un nuevo rumbo para el continente. El Ministro checo de Industria y Comercio, Jozef Sikela, quien se perfila como el próximo Comisario de Energía de la Unión Europea, ha enviado una carta instando a países como Alemania, Hungría, Eslovaquia y Austria a intensificar sus esfuerzos para desvincularse del gas ruso.
Rusia mayor exportador mundial de gas
Al igual que Austria, Hungría ha seguido importando gas ruso por gasoducto en grandes cantidades. Hungría también ha firmado recientemente un acuerdo de gas con Turquía, pero los expertos afirman que este gas, a través de Turkstream, también procede de Rusia.
Para países como Macedonia del Norte, Moldavia y Bosnia y Herzegovina , Rusia fue la única fuente de suministro de gas natural en 2019. Otro país europeo altamente dependiente del gas ruso fue Letonia, donde ocupó más del 90 por ciento del total en 2021.
Rusia es el mayor exportador mundial de gas natural por gasoducto y el cuarto mayor exportador de gas natural licuado (GNL). Exporta a regiones de todo el mundo. Sus cinco principales consumidores de gas por gasoducto son Alemania, Italia, Bielorrusia, Turquía y los Países Bajos .
El plan de Sikela
El plan de Sikela surge en un contexto donde el contrato de tránsito de gas entre Gazprom y Ucrania está por expirar a finales de año, lo que podría agravar la dependencia de varios países de Europa central y oriental respecto a los suministros de Moscú. La propuesta sugiere aprovechar los flujos inversos de gas a través de la República Checa, una opción que podría reemplazar los millones de metros cúbicos que actualmente atraviesan Ucrania diariamente. El ministro checo destacó que Rusia ha demostrado ser un socio comercial poco fiable, utilizando el suministro energético como arma política en medio de la guerra en Ucrania.
Desafío: romper con la dependencia de gas Ruso
Desde una perspectiva internacional, el desafío de romper con la dependencia del gas ruso ha sido uno de los grandes retos de la política energética europea desde el inicio del conflicto en Ucrania. A pesar de que el bloque ha reducido la proporción de gas ruso a solo un 8%, aún queda trabajo por hacer, sobre todo en países como Austria, Hungría y Eslovaquia, que siguen siendo dependientes de los suministros rusos. La propuesta checa también subraya la necesidad de evitar el “lavado de gas”, donde se etiquetan como no rusos productos que en realidad siguen provenientes de Rusia.
Seguridad energética
En un momento en que la seguridad energética se ha convertido en una cuestión crucial para el desarrollo económico, los esfuerzos europeos podrían sentar precedentes que otros países, podrían seguir de cerca.
El debate sobre la independencia energética es fundamental no solo para Europa, sino para cualquier país que dependa de un solo proveedor.