
Por perspectiva internacional
Washington, 6 de diciembre de 2025
Trump revive la Doctrina Monroe: la nueva ofensiva de EE. UU. sobre América Latina
La publicación de la nueva Estrategia de Seguridad Nacional (ESN) de Estados Unidos marca un punto de inflexión para América Latina. El documento, presentado por la Administración Trump en su segundo mandato, revive de forma explícita los principios de la Doctrina Monroe, aquella sentencia del siglo XIX que proclamaba “América para los americanos” y legitimó más de un siglo de intervencionismo estadounidense en la región.
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Pero esta vez, Washington ofrece una versión reformulada y más confrontativa, adaptada a un escenario global marcado por la disputa con China, la crisis migratoria y el ascenso de gobiernos ideológicamente diversos en América Latina. La Casa Blanca lo llama una “restauración sensata y contundente” del poder estadounidense en el hemisferio. En la práctica, implica una combinación de presión militar, condicionamientos políticos y una diplomacia económica orientada a limitar la presencia de actores extrarregionales.
Seguridad y control geopolítico: las nuevas prioridades
La ESN eleva al continente americano al nivel de máxima prioridad estratégica. Para Washington, mantener un dominio claro sobre América Latina es indispensable para su “seguridad y prosperidad” internas. De hecho, el documento identifica dos ejes centrales:
- Blindar la seguridad fronteriza, incluyendo migración irregular y combate al narcotráfico.
- Contrarrestar la expansión de China, especialmente en infraestructura, puertos, telecomunicaciones y minerales críticos.
Se endurece la presión sobre la región: más ejército, más control y menos China
Estados Unidos considera que la presencia china —y en menor medida rusa— en el hemisferio es un desafío directo a sus intereses estratégicos. Por eso, el texto plantea que Washington debe utilizar su poder financiero, tecnológico y político para desincentivar a los gobiernos latinoamericanos de mantener vínculos económicos con Pekín cuando estos impliquen control de “activos estratégicamente vitales”.
Más aliados y más presión: el nuevo mapa político que busca Trump
La estrategia propone “reclutar y expandir” alianzas con gobiernos afines ideológicamente, pero también admite cooperación pragmática con países que, aun teniendo diferencias, estén dispuestos a alinearse con algunos intereses clave de Estados Unidos.
La promesa para esos socios es clara:
inversiones, cooperación en seguridad, preferencia comercial y respaldo político.
Pero también hay un mensaje implícito: aquellos que se desvíen de las expectativas de Washington podrán enfrentar presiones financieras, comerciales o diplomáticas.
El componente militar: un despliegue sin precedentes recientes
Uno de los puntos más llamativos es el incremento de la presencia militar estadounidense en la región. La estrategia anuncia un “reajuste” que permitirá:
- Mayor despliegue de la Marina y el Servicio de Guardacostas.
- Nuevas bases o ampliación de accesos estratégicos.
- Operaciones “selectivas”, incluida la posibilidad de usar fuerza letal.
Este fortalecimiento militar, que ya se evidencia en el Caribe desde mediados de 2025, podría prolongarse mucho más de lo esperado y no limitarse al escenario venezolano.
Diplomacia económica con sello americano
La ESN incluye una dimensión económica clave: la “diplomacia comercial”. Esta busca reforzar cadenas de suministro, promover compras de productos estadounidenses e identificar recursos estratégicos —como minerales críticos— para integrarlos a intereses empresariales de Estados Unidos.
El documento es explícito:
Washington quiere expulsar a empresas extranjeras que construyen infraestructura en la región y convertir sus acuerdos con ciertos países en contratos de proveedor único para firmas estadounidenses.
En otras palabras, un giro hacia un modelo más agresivo de competencia económica.
¿Qué implica esto para América Latina?
La “Doctrina Monroe bajo Trump” supone una región más presionada a elegir entre Washington y Beijing, con menos márgenes de autonomía estratégica. Para los gobiernos, la pregunta será:
¿Cuánta dependencia de Estados Unidos están dispuestos a aceptar a cambio de estabilidad, seguridad e inversiones?
Y para China, el mensaje es claro:
América Latina se convierte nuevamente en un terreno de disputa central con Washington.
América Latina entre Washington y Pekín: así se reescribe la geopolítica hemisférica
Mientras tanto, los países latinoamericanos, con realidades económicas frágiles y necesidades de infraestructura urgentes, enfrentarán una creciente competencia entre potencias que buscarán influir —y condicionar— sus decisiones internas.



