La transición hacia energías renovables requiere una extracción masiva de minerales críticos, los cuales se encuentran emplazados en ecosistemas biodiversos. Este costo ambiental genera tensiones entre países que necesitan explotar recursos y aquellos que priorizan la conservación.
Argentina y la Soberanía sobre los Recursos
En la reciente COP16 de Biodiversidad celebrada en Colombia, se propuso un marco global para asegurar la trazabilidad y responsabilidad en la cadena de valor de estos minerales críticos. En ese contexto Argentina enfatizó su derecho soberano a explotar sus recursos naturales, priorizando el desarrollo económico para erradicar la pobreza.
Restricciones Comerciales y la Acusación de Discriminación
La subsecretaria de Ambiente de la Nación, argumentó que las restricciones ambientales de los países desarrollados se han convertido en verdaderas barreras comerciales. Este conflicto revela las desigualdades históricas que aún afectan las relaciones entre el Norte Global y los países en desarrollo.
Comercio y Conservación: La Postura Argentina ante el Resto del Mundo
La representante argentina en la COP16, declaró que el presidente Milei ve el cambio climático como una cuestión de mercado, destacando la urgencia del desarrollo económico. Así sostiene que las políticas ambientales globales deben reconocer las diferencias históricas entre países desarrollados y emergentes. Resalta que Argentina tiene un papel relevante en la transición energética, con recursos minerales y energías renovables. No obstante, rechaza ciertos financiamientos climáticos, priorizando proyectos nacionales con alta viabilidad.
El Dilema de las Provincias y la Financiera Internacional
Esto contrasta con las posturas de diversas provincias argentinas, que buscan créditos climáticos para obras necesarias, abogando por la cooperación internacional y mayores compromisos ambientales. Esto expone divisiones internas sobre cómo abordar el desarrollo económico sin comprometer la sostenibilidad.
¿Hacia Dónde se Dirige la Política Ambiental de Argentina?
Argentina enfrenta críticas por su aparente desdén hacia los compromisos ambientales internacionales, a pesar de contar con una normativa robusta y acuerdos ratificados.
La posición argentina se refleja tanto en la decisión de retirar al país de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, como en la derogación de regulaciones claves en materia ambiental, incluyendo modificaciones a la Ley de Bosques Nativos y la Ley de Glaciares, abriendo la puerta a una explotación más intensiva de recursos naturales, que podría afectar áreas ambientalmente sensibles.
El Principio de Progresividad y la Responsabilidad Internacional
El principio ambiental de progresividad obliga a Argentina a adoptar medidas cada vez más ambiciosas para enfrentar la crisis climática y proteger la biodiversidad, no obstante, el Gobierno actual prioriza políticas de mercado, alineadas con el desarrollo económico inmediato.
Desmantelando las Energías Renovables
El gobierno argentino ha eliminado programas que promueven el uso de energías renovables. Lo observamos en el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) de diciembre de 2023, mediante el cual, por ejemplo, desactivó el Fondo para la Generación Distribuida de Energías Renovables (FODIS) y el Régimen de Fomento para la Fabricación Nacional de Equipos para Energías Renovables, instrumentos que apoyaban la generación descentralizada y sostenible de energía. Estas derogaciones suprimieron incentivos fiscales que promovían inversiones verdes, lo cual ha generado preocupación entre defensores del ambiente sobre el retroceso en los compromisos climáticos de Argentina.
El Desafío de No Retroceder
Expertos de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), advierten sobre los riesgos de retroceder en políticas ambientales en Argentina, resaltando el dilema de la necesidad de equilibrar la prosperidad económica con la protección ecológica, sin comprometer su patrimonio natural ni su credibilidad internacional.
Este contexto, Argentina deberá demostrar que es posible compatibilizar producción y conservación. Si bien los desafíos son inmensos, el país tendrá que buscar un equilibrio donde la explotación de recursos no ponga en riesgo los ecosistemas y la calidad de vida actual y de las generaciones futuras.