
Por Perspectiva Internacional – 16 de junio de 2025
La emergencia alimentaria que sacude al Caribe y preocupa a toda América Latina
Mientras el mundo sigue sacudido por conflictos geopolíticos y desastres naturales, Haití vuelve a encabezar una de las listas más dolorosas del planeta: la de los países con mayor riesgo de hambruna. Según el último informe conjunto de la FAO y el Programa Mundial de Alimentos (PMA), tres millones de haitianos han entrado en fase de emergencia alimentaria, y la mitad de la población —unos 5,7 millones de personas— sufre algún grado de inseguridad alimentaria aguda. Con el inicio de la temporada de huracanes, el panorama no puede ser más sombrío.
Colapso institucional, violencia extrema y pobreza estructural
El país caribeño, asolado por el colapso institucional, la violencia extrema de más de 180 bandas armadas y una pobreza estructural crónica, se encuentra en un punto de inflexión humanitario. La directora regional del PMA, Lola Castro, lo resume con crudeza: “No hacer nada no es una opción”. Y no lo dice a la ligera. En ciudades enteras, barrios son arrasados por pandillas, cultivos son abandonados y miles se ven obligados a desplazarse o migrar, despojados de sus medios de vida.
Niveles de inanicion
Haití comparte este lugar crítico junto a otros cuatro países en conflicto: Palestina, Sudán, Sudán del Sur y Malí. El factor común en todos ellos es la violencia armada, cuyo impacto en la seguridad alimentaria es devastador. En 2024, los conflictos aumentaron un 25% respecto al año anterior y todo indica que esta tendencia continuará. Pero lo que distingue al caso haitiano es que se trata del único país del continente americano que ha alcanzado niveles de inanición comparables a zonas de guerra abierta.
Violencia, clima y desidia internacional
El informe de la FAO y el PMA advierte que la violencia y los desastres naturales están profundizando la crisis en Haití. La temporada de huracanes, recién comenzada, amenaza con multiplicar la devastación. Los pronósticos anticipan hasta 19 tormentas, de las cuales entre seis y diez podrían convertirse en huracanes. En un país con infraestructura colapsada, esto equivale a destrucción casi garantizada de cultivos, viviendas y vidas.
Falta de fondos a organizaciones comunitarias
A esto se suma otro factor alarmante: la falta de fondos para las organizaciones humanitarias. El PMA necesita al menos 46 millones de dólares solo para cubrir necesidades urgentes en los próximos seis meses, pero sus almacenes están semivacíos. Los recortes de agencias como USAID y la indiferencia internacional están dejando a Haití abandonado a su suerte.
El hambre se expande: Colombia y Bolivia también en alerta
Aunque Haití es el epicentro de la crisis, la inseguridad alimentaria se extiende por América Latina. En Colombia, 7,8 millones de personas (el 15% de la población) requieren asistencia alimentaria urgente. El desplazamiento forzado, consecuencia de conflictos armados y desastres naturales, ha afectado a casi 700.000 personas en lo que va del año. Aunque el gobierno trabaja con la FAO y el PMA, los avances son insuficientes.
Bolivia con inflacion descontrolada
En Bolivia, el problema es diferente pero igual de grave: la inflación ha hecho que la comida sea inaccesible para gran parte de la población. A pesar de que el país produce alimentos, el 19% de los bolivianos —unos 2,2 millones— no puede acceder a una dieta adecuada. La crisis climática, con incendios récord e inundaciones sin precedentes, ha agravado aún más la situación.
Una región en tensión alimentaria
La combinación de violencia, colapso económico y crisis climática coloca a América Latina frente a un desafío de seguridad alimentaria regional. En este contexto, la situación de Haití no es una excepción lejana, sino un espejo que refleja los riesgos latentes para todo el continente. La migración forzada, la inestabilidad social y la presión sobre los sistemas de salud y asistencia alimentaria podrían replicarse si no se adoptan políticas coordinadas y urgentes.
Haití grita por ayuda, pero también por paz
Sin una solución política que desmantele el poder de las bandas armadas y reconstruya el Estado, cualquier ayuda humanitaria será un parche efímero. Mientras tanto, millones de personas siguen enfrentando el hambre día tras día, con el mundo mirando hacia otro lado.