La destitución de Yoon Suk-yeol y su impacto en la democracia asiática
Corea del Sur, una de las democracias más consolidadas de Asia, vive una de sus mayores crisis políticas de las últimas décadas tras la destitución parlamentaria de su presidente, Yoon Suk-yeol. Este hecho, que ha sacudido los cimientos institucionales del país, se produce apenas una semana después de que el mandatario declarara de manera sorpresiva la ley marcial, una medida que revivió los fantasmas del pasado autoritario surcoreano.
El Parlamento aprobo la destitucion
El Parlamento surcoreano aprobó la destitución con 204 votos a favor de un total de 300, superando con holgura la mayoría de dos tercios requerida. Ahora, el futuro político de Yoon está en manos del Tribunal Constitucional, que dispone de hasta seis meses para decidir si ratifica o no la decisión parlamentaria. De confirmarse, Yoon sería el segundo presidente en la historia moderna de Corea del Sur en ser destituido por esta vía, después de Park Geun-hye en 2017.
El colapso de un mandato convulso
Yoon Suk-yeol llegó a la presidencia en 2022 tras una ajustada victoria electoral que fue más un rechazo al Partido Democrático (PD), entonces en el poder, que un apoyo contundente a su Partido del Poder Popular (PPP). Sin embargo, su mandato estuvo plagado de conflictos, una relación tensa con el Parlamento —controlado por la oposición— y una popularidad en constante declive, que alcanzó un mínimo histórico del 11% tras la declaración de la ley marcial.
La ley marcial duro solo seis horas
La medida extrema, que Yoon justificó bajo acusaciones de actividades antiestatales y simpatías con Corea del Norte por parte de la oposición, solo estuvo en vigor seis horas antes de ser revertida por el Parlamento. Sin embargo, desató una ola de protestas masivas y una investigación por insurrección que podría llevar al mandatario incluso a enfrentar la pena de muerte.
Aislamiento politico
El apoyo parlamentario a su destitución incluyó a 12 diputados de su propio partido, reflejo de una fractura interna provocada por la controversia de la ley marcial y las acusaciones de abuso de poder. Durante las investigaciones, se reveló que Yoon había pedido al ejército intervenir en el Parlamento para interrumpir la votación y arrestar a líderes políticos, una acción que consolidó su aislamiento político.
Una democracia puesta a prueba
Para la oposición y los manifestantes que celebraron la destitución en las calles de Seúl, este hecho representa una “victoria de la democracia”. Park Chan-dae, portavoz del Partido Democrático, calificó la votación como un paso crucial para restaurar el orden constitucional y exigó una investigación exhaustiva contra los responsables de la declaración de la ley marcial.
Crisis que pone a prueba la solidez de las instituciones
Corea del Sur ha recorrido un largo camino desde las décadas de dictaduras militares que terminaron en los años ochenta, y esta crisis pone a prueba la fortaleza de sus instituciones democráticas. Las protestas ciudadanas que acompañaron el proceso de destitución reflejan el compromiso de la sociedad surcoreana con la democracia y el estado de derecho.
Un futuro incierto
Mientras el Tribunal Constitucional delibera, el primer ministro Han Duck-soo asumirá de manera interina las funciones presidenciales. Han, un tecnócrata respetado, enfrenta el desafío de estabilizar un país polarizado, abordar la tensión con Corea del Norte y hacer frente a una economía debilitada que ha intensificado las presiones sobre la población.
Antes y despues de la historia politica
El caso de Yoon Suk-yeol también plantea preguntas sobre los límites del poder presidencial en Corea del Sur y la capacidad del sistema político para manejar crisis de esta magnitud. Independientemente del resultado en el Tribunal Constitucional, esta situación marca un antes y un después en la historia política surcoreana y deja lecciones valiosas sobre la importancia de la vigilancia ciudadana y la fortaleza institucional en una democracia.