una herida abierta en la democracia africana
La reciente confirmación de Daniel Chapo, del partido Frelimo, como presidente de Mozambique por el Consejo Constitucional ha desencadenado una oleada de violencia que pone en jaque la estabilidad del país. En solo 24 horas, al menos 21 personas han perdido la vida, incluidas dos policías, en medio de enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad. La cifra eleva el saldo mortal de semanas de disturbios que, desde las elecciones del 9 de octubre, han cobrado más de 150 vidas.
Una crisis de legitimidad
La victoria de Chapo con el 65% de los votos, frente al 24% del opositor Venâncio Mondlane, ha sido objeto de controversia desde el inicio. Partidos opositores y observadores internacionales han señalado irregularidades en el proceso electoral, mientras que grupos como Amnistía Internacional denuncian la brutal represión de protestas inicialmente pacíficas.
Los mafestantes acusan al frelimo de fraude electoral
Los manifestantes, en su mayoría jóvenes partidarios de Mondlane, acusan al Frelimo, que lleva casi medio siglo en el poder, de fraude electoral. Este sentimiento de frustración, sumado a la falta de oportunidades económicas, ha alimentado un clima de descontento social que el gobierno ha intentado contener con medidas represivas, incluida la detención arbitraria de cientos de personas y el uso excesivo de la fuerza, según denuncian organismos internacionales.
La respuesta internacional
La Unión Europea (UE), que envió una misión de observación electoral a Mozambique, ha expresado su “extrema preocupación” por la violencia. En su informe preliminar, la misión destacó irregularidades durante el recuento de votos y pidió mayor transparencia en el proceso. Sin embargo, más allá de los comunicados oficiales, la comunidad internacional enfrenta el desafío de abordar una crisis que podría tener implicaciones regionales, considerando la historia de tensiones políticas y económicas en África Austral.
¿Un punto de inflexión?
Los disturbios en Maputo, Beira y Nampula no solo reflejan el rechazo a los resultados electorales, sino también un cuestionamiento más profundo sobre la concentración de poder en el Frelimo y la falta de reformas estructurales en Mozambique. Las imágenes de barricadas ardiendo, saqueos y enfrentamientos violentos se han viralizado en redes sociales, evidenciando un país dividido y en crisis.
La tension continua escalando
Venâncio Mondlane y otros líderes opositores han convocado a nuevas movilizaciones, mientras la tensión continúa escalando. La situación plantea preguntas fundamentales sobre el futuro de la democracia en Mozambique: ¿podrá el país superar esta crisis sin una reforma electoral significativa y un diálogo político inclusivo?
Realcionar a la democracia solo con elecciones es un error
La crisis en Mozambique es un recordatorio doloroso de que las elecciones no garantizan la democracia si no vienen acompañadas de transparencia, justicia y respeto por los derechos humanos. La comunidad internacional tiene un papel crucial para garantizar que el conflicto no escale aún más y que Mozambique encuentre un camino hacia la reconciliación.