
Aranceles al Acero y Aluminio Ponen en Alerta a la UE y Castigan a la Industria
La política comercial de Donald Trump ha vuelto a encender las alarmas en la economía global. Con su regreso a la Casa Blanca, el republicano ha decidido reactivar su estrategia proteccionista imponiendo un arancel del 25% sobre el acero y el aluminio importado, sin importar su origen. Esta medida, que busca fortalecer la producción interna, amenaza con avivar una nueva guerra comercial con aliados clave como la Unión Europea y Canadá, además de generar un impacto negativo en la industria y los consumidores estadounidenses.
Un golpe a los socios comerciales de EE.UU.
El sector manufacturero estadounidense depende en gran medida de las importaciones de acero y aluminio. Canadá encabeza la lista de proveedores, representando casi el 60% del aluminio importado por EE.UU. y un 23% del acero. Otros países como México, Brasil, Corea del Sur, Argentina y Alemania también se verán afectados por los aranceles. En particular, la economía canadiense podría sufrir un golpe considerable, ya que estos metales son fundamentales en su comercio con Estados Unidos.
La Union Europea anuncio que respondera con represalias
La jefa de la patronal siderúrgica canadiense, Catherine Cobden, expresó su preocupación ante la medida: “Estamos profundamente preocupados”. Canadá ya ha instado a su gobierno a responder de manera contundente. Desde la Unión Europea, la reacción no se hizo esperar. Bruselas anunció que tomará represalias si los aranceles se consideran injustificados, lo que podría derivar en una escalada de tensiones comerciales.
Impacto interno: la paradoja del proteccionismo
Si bien la medida busca beneficiar a los productores estadounidenses de acero y aluminio, también generará efectos adversos en otras industrias clave. Sectores como la construcción, la fabricación de automóviles, la maquinaria y la producción de equipos energéticos dependen de estos insumos y se verán obligados a pagar precios más altos, lo que afectará su competitividad.
El impacto en los consumidores
El impacto en el consumidor también es inminente. La subida de costos se trasladará a los productos finales, lo que podría contribuir a una mayor inflación. Esto, a su vez, dificultará que la Reserva Federal reduzca las tasas de interés, generando un nuevo foco de tensión entre Trump y el presidente de la Fed, Jerome Powell.
Una estrategia con antecedentes fallidos
Trump ya impuso aranceles similares en 2018 durante su primer mandato. En aquel entonces, la medida provocó un aumento del 2,4% en los precios del acero y un 1,6% en los del aluminio, afectando a la industria manufacturera. Además, estudios del Peterson Institute for International Economics indicaron que el costo por cada empleo salvado en la industria metalúrgica ascendió a 650.000 dólares. Como consecuencia, la economía estadounidense perdió alrededor de 75.000 empleos en el sector manufacturero, contrarrestando cualquier beneficio que pudieran haber obtenido los productores nacionales.
Sera una tactica de negociacion?
A pesar de la retórica agresiva de Trump, su administración terminó suavizando los aranceles con el tiempo, eximiendo a Canadá, México y la UE. Esto sugiere que la medida actual podría ser más una táctica de negociación que una política definitiva.
Europa en la mira de Trump
Mientras que en 2018 las principales víctimas de las políticas arancelarias de Trump fueron China, Canadá y México, esta vez la Unión Europea parece ser el próximo objetivo. Alemania, el séptimo mayor exportador de acero a EE.UU., ya siente la presión. Trump ha dejado en claro que su administración no tendrá contemplaciones con la UE, insinuando que podría imponer nuevos gravámenes sobre sectores estratégicos como la automoción, la industria farmacéutica y los productos agrícolas.
¿Un juego de presión política?
Además del impacto económico, estos aranceles tienen una clara dimensión política. Trump ganó en 2016 y 2024 con el apoyo del “Cinturón del Óxido”, una región industrial clave donde los productores de acero y aluminio son una base electoral importante. Con esta medida, busca reforzar su popularidad en esos estados. Sin embargo, la paradoja es evidente: las industrias que dependen del acero y el aluminio importado, muchas de ellas ubicadas en el mismo Cinturón del Óxido, serán las más perjudicadas por el alza de costos.
El inicio de una nueva etapa en el comercio global
El regreso de los aranceles sobre el acero y el aluminio marca el inicio de una nueva etapa de incertidumbre en el comercio global. Mientras Trump busca fortalecer su base política y reforzar la producción nacional, el costo económico puede ser alto, tanto para Estados Unidos como para sus principales socios comerciales. La historia de 2018 sugiere que estos aranceles podrían ser un arma de negociación más que una medida permanente, pero hasta que eso se aclare, la guerra comercial parece estar a la vuelta de la esquina.
Alarma en Argentina
Desde el sector industrial argentino dejaron trascender que los aranceles golpearán directamente a los gigantes Tenaris , Aluar,Acindar y ternium, que exportan parte de su producción a los Estados Unidos.
En el caso de Aluar, un 40 por ciento de lo que produce tiene como destino los Estados Unidos.
Durante su primer mandato (2017-2021) Trump impuso aranceles del 25 por ciento al acero y del 10 al aluminio, pero luego otorgó cuotas libres de impuestos a varios socios comerciales, incluidos Canadá, México y Brasil.
Por entonces el gobierno de Argentina logró que las exportaciones no pagarán impuestos a cambio de limitarlas a un cupo de 180 mil toneladas para cada caso. Pero ahora, la cosa parece ser distinta.