Perspectiva Internacional

Rusia y los talibanes

 una relación pragmática que redefine límites

La propuesta de la Duma Estatal rusa para eliminar a los talibanes de su lista de organizaciones terroristas marca un punto de inflexión en la política internacional de Moscú hacia Afganistán. Si bien el movimiento está revestido de términos legales y pragmáticos, subyace una estrategia más amplia: garantizar la estabilidad regional, reforzar la influencia en Asia Central y cimentar alianzas en una región clave.

Un enfoque legal para un problema político

El proyecto de ley presentado en la Duma busca llenar un vacío jurídico que permita suspender la clasificación de una organización como terrorista si se demuestra un cambio en su comportamiento. Aunque los talibanes no son mencionados explícitamente en el texto, el contexto político deja claro que son el foco de esta iniciativa. Según funcionarios rusos, esta medida es esencial para formalizar la cooperación política y económica con Kabul, consolidando los lazos existentes.

Aliado estrategico

Desde la caída de Kabul en 2021, Rusia ha mantenido una embajada operativa en Afganistán y ha acogido visitas de representantes talibanes. Para Moscú, los talibanes representan un aliado estratégico contra el Estado Islámico en la región, una narrativa respaldada por declaraciones del presidente Vladímir Putin.

¿Pragmatismo o contradicción histórica?

La relación de Rusia con Afganistán está plagada de contradicciones históricas. Desde la invasión soviética en los años 80 hasta el apoyo inicial de Putin a la intervención liderada por Estados Unidos en 2001, Moscú ha oscilado entre el enfrentamiento y la colaboración con las fuerzas que controlan Afganistán.

Hoy, al apostar por los talibanes, Rusia se enfrenta a un dilema: ¿será esta alianza un factor de estabilidad o un riesgo calculado que podría desestabilizar la región? Según expertos como Artemy Kalinovsky, la capacidad de los talibanes para consolidar su poder será crucial. Si fracasan, grupos como el Estado Islámico podrían expandirse hacia Asia Central, aumentando la amenaza para la seguridad rusa.

¿Un cambio regional?

La postura de Rusia no está aislada. Países como Kazajistán ya han eliminado a los talibanes de sus listas de organizaciones terroristas, argumentando que es la única forma de normalizar las relaciones con el gobierno de  Kabul. Este cambio refleja una tendencia regional hacia la aceptación pragmática de los talibanes como una realidad política.

Impacto en la política internacional

La decisión rusa, de concretarse, tendrá implicaciones globales. En primer lugar, podría profundizar la brecha entre Occidente, que sigue considerando a los talibanes como una organización terrorista, y países como Rusia y China, que buscan integrarlos en sus estrategias regionales. Además, plantea preguntas sobre cómo redefinir el concepto de terrorismo en un mundo donde los actores no estatales están cada vez más integrados en los sistemas políticos.

Region inestable

En última instancia, el enfoque ruso hacia los talibanes refleja una tendencia creciente en las relaciones internacionales: priorizar los intereses estratégicos sobre los principios ideológicos. Queda por ver si esta apuesta rendirá frutos o si, como advierten algunos analistas, será una fuente de nuevas tensiones en una región ya inestable.