¿una señal de tiempos convulsos o maniobra política?
En medio de las tensiones regionales y una Europa que enfrenta crecientes desafíos en materia de seguridad, Serbia y Croacia han anunciado la reimplantación del servicio militar obligatorio. A partir de 2025, ambos países comenzarán a reclutar hombres jóvenes: Serbia ha fijado un servicio de 75 días, mientras que Croacia lo limitará a dos meses. Estas decisiones surgen en un contexto de incertidumbre global, agravada por la guerra en Ucrania, que ha impulsado a varios países europeos a reconsiderar sus políticas de defensa. Sin embargo, muchos expertos coinciden en que, más allá de lo militar, estos anuncios son también reflejos de las dinámicas políticas internas y las tensiones históricas de los Balcanes.
Florian Bieber, profesor de Estudios de Europa sudoriental en la Universidad de Graz, considera que la medida de Serbia es principalmente simbólica, diseñada para alimentar el nacionalismo y aumentar la conexión de la ciudadanía con el ejército. No obstante, en una región donde la guerra de los años noventa sigue siendo un recuerdo vivo, el regreso de la mili preocupa a muchos. Aunque el riesgo de un conflicto directo entre Croacia y Serbia parece bajo, las tensiones no dejan de ser palpables, especialmente en relación con Kosovo y la República Srpska de Bosnia.
Falta de reservistas
En Croacia, la reintroducción del servicio militar responde a una presión política que viene de años. El gobierno, liderado por Andrej Plenkovic y su partido conservador, la Unión Democrática Croata (HDZ), ha utilizado tradicionalmente los temas de defensa como banderas electorales. Según la investigadora Katarina Djokic, del Instituto Internacional de Investigaciones para la Paz de Estocolmo, tanto en Croacia como en Serbia, los ejércitos nacionales han presionado para el regreso del reclutamiento obligatorio debido a la falta de suficientes reservistas voluntarios. La guerra en Ucrania ha exacerbado este fenómeno, afectando el interés de los jóvenes en alistarse.
Maniobra politica?
Sin embargo, no todos ven estas medidas como un paso firme hacia una defensa más robusta. El investigador Vuk Vuksanovic, del Centro de Política de Seguridad de Belgrado, duda de que el servicio militar obligatorio vaya a resolver los problemas estructurales que enfrentan las fuerzas armadas de ambos países, como la falta de personal profesional, los bajos sueldos y la corrupción. Más bien, considera que el regreso de la mili podría ser una maniobra política para desviar la atención de problemas internos más acuciantes, como las protestas en Serbia contra la explotación de minas de litio o las tensiones con Kosovo.
Compra de aviones Rafale
A pesar de las comparaciones entre Croacia y Serbia, la realidad geopolítica de ambos países difiere notablemente. Croacia es miembro de la OTAN desde 2009 y ha condenado firmemente la invasión rusa de Ucrania, mientras que Serbia ha evitado sumarse a las sanciones occidentales contra Moscú, manteniendo un delicado equilibrio entre las potencias occidentales y orientales. No obstante, ambos países parecen observarse mutuamente con cautela, tomando decisiones estratégicas basadas en las acciones del otro, como la reciente compra de aviones de combate Rafale por parte de ambos gobiernos.
Preocupacion por la militarizacion progresiva
Aunque los líderes serbios y croatas han presentado la reinstauración del servicio militar como una medida necesaria para la defensa nacional, el trasfondo político y las tensiones regionales sugieren que podría haber motivaciones más complejas en juego. Mientras tanto, los ciudadanos de los Balcanes, especialmente en Bosnia y Kosovo, observan con preocupación esta militarización progresiva. Aunque no se espera un conflicto inminente, la región sigue siendo un terreno fértil para la inestabilidad