Perspectiva Internacional

 El nuevo giro de la política migratoria de EE.UU.

Deportacion de venezolanos a El Salvador

La política migratoria de Donald Trump ha vuelto a tomar un rumbo alarmante con una estrategia que recuerda a sus medidas más radicales del pasado. En un intento de disuadir a los migrantes indocumentados de ingresar a Estados Unidos, su administración ha comenzado a deportar venezolanos a la megacárcel de Nayib Bukele en El Salvador, el CECOT, un penal de máxima seguridad conocido por sus duras condiciones.

La acccion fue bloqueada temporalmente por un juez de Washington

Las impactantes imágenes de más de 200 migrantes descendiendo encadenados de un avión y siendo rapados han generado un debate sobre los límites de la disuasión migratoria. La administración Trump justificó inicialmente las deportaciones argumentando vínculos de los deportados con la banda criminal Tren de Aragua, pero posteriormente reconoció que más de la mitad no había cometido ningún delito. La acción, bloqueada temporalmente por un juez de Washington, refleja una estrategia de intimidación similar a la política de separación de familias en la frontera aplicada durante su primer mandato.

Un Guantánamo centroamericano

Para muchos analistas de derechos humanos, esta estrategia de deportación masiva sin garantías jurídicas busca dejar a los migrantes fuera del alcance del estado de derecho estadounidense. Juan Pappier, de Human Rights Watch, ha comparado la medida con un “Guantánamo centroamericano”, ya que los deportados quedan desprotegidos en un país con un sistema judicial cuestionado.

Politicas que se repiten

La historia demuestra que este tipo de políticas tienen efectos duraderos. En 2018, la separación de niños de sus familias dejó a más de 1.300 menores sin reunión con sus padres, algunos de ellos con traumas psicológicos irreparables. Ahora, la incertidumbre sobre el destino de los venezolanos deportados a El Salvador genera una preocupación similar.

El costo político y social

Hasta el momento, las deportaciones no han generado la misma indignación pública que la crisis de separación de familias en 2018. Sin embargo, esto podría cambiar cuando el Congreso discuta el presupuesto de 175.000 millones de dólares para reforzar la frontera y acelerar deportaciones masivas. Las críticas apuntan a que estas medidas no solo erosionan los derechos de los migrantes, sino que también fortalecen el discurso antiinmigrante y pueden aumentar los incidentes de violencia, como el tiroteo de El Paso en 2019.

No esta claro el panorama legal

El panorama legal tampoco está del todo definido. Como ocurrió en el pasado, muchas de las medidas de Trump serán impugnadas en tribunales, y organizaciones como la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA) ya están documentando los casos de los deportados. Maureen Meyer, vicepresidenta de WOLA, advierte sobre los peligros de flexibilizar las normas del debido proceso: “Si rompemos con eso, podría repercutir también en cualquier ciudadano de Estados Unidos”.

Se profundiza el debate por la politica migratoria

La política de disuasión por el terror no solo pone en riesgo a los migrantes, sino que también plantea preguntas sobre el futuro del estado de derecho en Estados Unidos. Con la administración Trump en una senda cada vez más extrema, el debate sobre los límites de la política migratoria está lejos de terminar.