
¿regulación o dependencia tecnológica?
El avance de la inteligencia artificial (IA) ha colocado a América Latina ante un desafío crucial: ¿cómo regular su impacto sin quedar atrapada en una relación de dependencia tecnológica con las grandes potencias? Mientras Estados Unidos y China dominan el desarrollo y la monetización de esta tecnología, y Europa intenta posicionarse como un contrapeso, los países latinoamericanos deben definir su propio camino en un contexto de desigualdad y falta de infraestructura.
Un contexto global desafiante
En 2025, la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca consolidó una alianza entre el gobierno republicano y las grandes corporaciones tecnológicas, eliminando restricciones previas sobre la IA. Al mismo tiempo, el AI Action Summit en París, promovido por Emmanuel Macron, dejó en claro que la carrera tecnológica se centra en el norte global, con inversiones millonarias destinadas a fortalecer a las economías más desarrolladas, sin un enfoque inclusivo para el sur global.
Latinoamérica entre la preocupación y la falta de regulación
Los estudios reflejan que la población de la región está cada vez más consciente del impacto de la IA. Según una encuesta de Luminate e Ipsos en Argentina, Brasil, Colombia y México, el 55% de las personas apoya la regulación de esta tecnología, cifra que asciende al 65% entre quienes están familiarizados con su uso. Además, el 37% cree que la IA podría aumentar las desigualdades en sus países. Existen preocupaciones específicas sobre su implementación en el sistema judicial, la legislación y la distribución de beneficios sociales, donde la mayoría de los encuestados se opone a su uso.
Intentos de regulación y resistencia corporativa
Brasil ha sido el país que más ha avanzado en la regulación de la IA, con un proyecto de ley inspirado en el modelo europeo. Sin embargo, este proceso ha estado marcado por una fuerte influencia del sector privado: según investigaciones de Intercept Brasil y Derechos Digitales, el 31% de los espacios de debate fueron ocupados por empresas, mientras que la academia y la sociedad civil tuvieron una participación menor. Otras naciones como Chile, Uruguay y Argentina también han desarrollado estrategias nacionales, aunque con menos avances concretos.
Desafíos estructurales y dependencia tecnológica
A pesar de ciertos avances, América Latina enfrenta obstáculos estructurales para un desarrollo tecnológico propio. La fuga de talento, la falta de infraestructura y el dominio de las grandes tecnológicas del norte impiden la creación de ecosistemas locales independientes. Además, el impacto ambiental de la IA aún no está plenamente considerado en las políticas públicas, a pesar de que la región tiene un gran potencial en energías limpias.
¿Autonomía o sumisión?
Expertos advierten que, sin regulaciones claras y sin inversiones en desarrollo local, la IA podría convertirse en una herramienta de control más que en una oportunidad de crecimiento para América Latina. Paz Peña, experta en tecnologías y derechos digitales, señala que la región sigue siendo vista como una fuente de recursos naturales y mano de obra barata para la industria global de IA. Por su parte, Paloma Lara Castro, de Derechos Digitales, advierte que los Estados están incorporando IA en áreas críticas como salud, justicia y seguridad sin garantizar la protección de derechos fundamentales.
Necesidad de un debate profundo
La inteligencia artificial en América Latina necesita un debate profundo y urgente sobre su regulación, su impacto en la desigualdad y el rol que jugará en la economía de la región. Sin una estrategia propia, la brecha tecnológica con el norte solo seguirá aumentando, consolidando una dependencia que podría ser difícil de revertir en el futuro.