
Nuevo canal de dialogo directo
Mientras crece la presión internacional para que Moscú dé señales concretas de querer negociar el fin de la guerra en Ucrania, Estados Unidos ha reanudado un canal de diálogo directo con el presidente ruso, Vladímir Putin. La reunión entre el enviado especial estadounidense, Steve Witkoff, y Putin en San Petersburgo, marca un nuevo intento de Washington por encauzar una salida diplomática, aunque llega en un contexto de fuerte escepticismo por parte de los aliados europeos de Kiev.
Por el momento no se esperan avances significativos
El propio Donald Trump, visiblemente frustrado, utilizó su red Truth Social para pedirle a Moscú que “se mueva” para poner fin a lo que calificó como una guerra “terrible y sin sentido”. Sin embargo, el Kremlin fue claro antes del encuentro: no se esperaban avances significativos. La reunión, que se prolongó por más de cuatro horas, fue la tercera entre Witkoff y Putin, y se produjo justo después de una ronda de consultas en Estambul que terminó sin resultados concretos.
Europa, más firme que nunca con Ucrania
Mientras tanto, en Bruselas, el Grupo de Contacto para Ucrania —compuesto por más de medio centenar de países— reafirmó su compromiso con la defensa ucraniana. En una cita encabezada por los ministros de Defensa de Reino Unido y Alemania, John Healey y Boris Pistorius, los socios europeos denunciaron la falta de voluntad de Rusia para avanzar hacia un alto el fuego y anunciaron nuevos paquetes de ayuda militar.
Ano critico para Ucrania
La alta representante para la Política Exterior de la UE, Kaja Kallas, subrayó que los más de 21.000 millones de euros ya comprometidos en 2025 superan todo lo asignado durante el año anterior. “Este es un año crítico para Ucrania”, advirtió Healey, instando a mantener la unidad occidental frente al Kremlin. La ministra española Margarita Robles coincidió: “Es el momento de mostrar determinación y apoyo inquebrantable”.
El papel de EE. UU. y el liderazgo europeo
Aunque el secretario de Defensa estadounidense, Pete Hegseth, participó por videoconferencia en las reuniones, su mensaje fue claro: Washington sigue priorizando el Indo-Pacífico y espera que Europa tome el liderazgo en la ayuda militar a Ucrania. La presión sobre los países europeos se intensifica, no solo para sostener el esfuerzo bélico, sino también para preparar el terreno de una eventual reconstrucción.
Zelenski insiste con los Patriot
En paralelo, el presidente ucraniano Volodímir Zelenski intervino desde un búnker en su ciudad natal de Krivói Rig, donde recientemente un ataque ruso dejó 20 muertos. Ante el Grupo de Contacto, Zelenski pidió una decena de sistemas antiaéreos Patriot y más municiones. Por primera vez, se mostró dispuesto a comprarlos, si los aliados no pueden cederlos directamente.
Zelenski considera que estas baterías son clave no solo para proteger a la población civil, sino también como garantías de seguridad en cualquier escenario posbélico. Actualmente, Ucrania cuenta con seis sistemas Patriot y estima que necesitaría entre 25 y 30 para cubrir su territorio.
Nuevas coaliciones y ayuda especializada
Alemania y Reino Unido anunciaron nuevos paquetes de ayuda. Berlín enviará sistemas Iris-T y 10.000 piezas de artillería, mientras Londres prometió más de 400 millones de euros para drones, radares y minas antitanque, además de fondos para reparar hasta 3.000 vehículos blindados.
Nueva coalicion
Además, se lanzó una nueva coalición —liderada por Alemania e integrada por países como Francia, Italia y Noruega— para apoyar a Ucrania en materia de telecomunicaciones, un campo clave en la guerra moderna tanto para defensa como para ciberataques ofensivos.
Un conflicto con implicancias globales
Para el ministro alemán Boris Pistorius, la guerra en Ucrania representa algo más que un conflicto regional: “Es una lucha entre democracia y autoritarismo, entre el derecho internacional y la ley del más fuerte”. En este contexto, la ventana para las negociaciones parece frágil, pero no inexistente.
El reinicio del dialogo, por el momento, sin resultados
El reinicio del diálogo entre EE. UU. y Rusia es un gesto diplomático que, de momento, no ha dado frutos concretos, pero que podría abrir una nueva fase si se acompaña de una presión coordinada y sostenida por parte de Occidente. Europa, al asumir un rol más protagónico, parece estar preparada para esa tarea. La incógnita es si Moscú está dispuesto a responder.