
El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca ha traído consigo la reactivación de tensiones comerciales con Canadá. El anuncio del presidente estadounidense de imponer aranceles del 25% a las importaciones canadienses y mexicanas a partir del 1 de febrero ha encendido alarmas en Ottawa, donde el primer ministro Justin Trudeau y los primeros ministros provinciales ya están evaluando respuestas contundentes.
Una promesa de impacto inmediato
Horas después de asumir la presidencia, Trump reiteró su intención de implementar estas medidas proteccionistas, afirmando que “la economía estadounidense no necesita al vecino del norte”. En contrapartida, Trudeau subrayó la importancia de Canadá para los Estados Unidos, citando la integración económica entre ambos países, particularmente en sectores clave como el acero, el aluminio y la energía.
Preparativos en Ottawa
El gobierno canadiense lleva semanas preparando una estrategia que combina diplomacia y medidas comerciales. Trudeau prometió una respuesta “robusta, rápida y mesurada” si los aranceles entran en vigor. Entre las acciones ya tomadas está la aprobación, en diciembre, de un presupuesto de 1.300 millones de dólares canadienses para reforzar la seguridad fronteriza, intentando así apaciguar las críticas de la administración Trump.
En caso de que las negociaciones fracasen, Canadá está listo para tomar represalias arancelarias. Los planes incluyen gravámenes iniciales de 37.000 millones de dólares canadienses sobre productos estadounidenses, con una segunda etapa que podría alcanzar los 110.000 millones si Washington no retrocede. Entre los productos afectados estarían jugos de cítricos, cerámica y bebidas alcohólicas.
Las provincias alzan la voz
Los líderes provinciales también han adoptado posiciones firmes. Doug Ford, primer ministro de Ontario, ha criticado duramente las amenazas de Trump, alertando sobre los riesgos para el empleo en ambos países. Ford incluso ha adoptado un símbolo de resistencia: una gorra con la frase “Canadá no está en venta”. En Quebec, el premier François Legault ha comparado la situación con la pandemia, prometiendo defender a los quebequeses “cueste lo que cueste”.
Por otro lado, Danielle Smith, primera ministra de Alberta, se ha distanciado de las demás provincias al rechazar la idea de reducir el suministro energético a Estados Unidos, dada la importancia de los hidrocarburos en la economía de Alberta. Su reciente visita a Mar-a-Lago también generó controversia en Canadá.
Un futuro incierto
Mientras Trudeau se prepara para dejar el cargo en marzo, los candidatos a sucederlo ya han prometido defender al país con firmeza. Mark Carney, Chrystia Freeland y Karina Gould, todos aspirantes liberales, han subrayado la necesidad de mantener una postura enérgica frente a Trump. Por su parte, Pierre Poilievre, líder conservador y favorito en las encuestas, ha pedido elecciones anticipadas para garantizar un gobierno fuerte capaz de enfrentarse a las políticas de la Casa Blanca.
La situación actual refleja una renovada tensión entre dos socios históricos. Las próximas semanas serán cruciales para determinar si estas diferencias comerciales desembocan en un conflicto prolongado o si se logra encontrar un terreno común para preservar la relación bilateral.