Por Perspectiva Internacional

24 de octubre de 2025
Gustavo Petro respondio con dureza a Estados Unidos
La tensión entre Bogotá y Washington alcanzó un nuevo punto crítico este viernes, luego de que el presidente colombiano Gustavo Petro respondiera con dureza a su inclusión en la llamada “lista Clinton”, una medida impulsada por el Gobierno de Donald Trump que lo vincula con actividades de narcotráfico.
Estados Unidos ha elegido a la mafia como su aliada
“El Gobierno de Estados Unidos ha decidido escoger como su aliado en Colombia a la mafia”, lanzó Petro desde la Plaza de Bolívar, ante una multitud de simpatizantes convocados para respaldar su propuesta de una Asamblea Constituyente. El mandatario denunció que la decisión de Washington forma parte de una ofensiva política impulsada por sectores de la derecha colombiana con conexiones en Estados Unidos.
“Trump ni siquiera sabe con claridad en dónde queda Colombia”
ironizó el presidente, que se presentó con una camisa roja con la consigna “El pueblo es soberano. Asamblea nacional constituyente”.
Un enfrentamiento político con trasfondo internacional
La inclusión de Petro en la lista supone un paso sin precedentes en las relaciones entre ambos países. La medida congela cualquier activo financiero en territorio estadounidense y prohíbe a ciudadanos y empresas de EE.UU. realizar transacciones con el mandatario.
Bogota lo interpreta como un acto de presión política
El Gobierno de Trump justificó la sanción en presuntos nexos del entorno presidencial con el narcotráfico, pero en Bogotá se interpreta como un acto de presión política frente a las posiciones de Petro en el ámbito internacional, especialmente su crítica al papel de Washington en la guerra de Gaza.
- De la Plaza Bolívar a la ONU: Petro convierte la sanción de Trump en bandera soberanista
“Mi último discurso en las Naciones Unidas hizo la diferencia y por eso me castigan”, sostuvo el mandatario, aludiendo a su intervención ante la Asamblea General, en la que acusó a Israel de cometer un “genocidio” en Palestina y pidió crear una fuerza internacional para detenerlo.
Un Petro fortalecido en la calle
A pesar del golpe diplomático, la respuesta de Petro tuvo un tono desafiante y movilizador. Miles de personas —entre estudiantes, sindicatos, pueblos indígenas y movimientos sociales— colmaron la plaza central de Bogotá. El presidente aprovechó la sanción para reforzar su narrativa soberanista y presentarse como víctima del intervencionismo norteamericano, en un momento clave de la política interna.
“Al señor Trump no se le responde arrodillándonos, sino saliendo a la calle a defender los derechos de la gente y de la democracia”, expresó.
La manifestación coincidió con un clima político convulso: el petrismo enfrenta una consulta interna para definir sus candidatos presidenciales y legislativos, mientras la absolución judicial del expresidente Álvaro Uribe Vélez —su histórico rival— reaviva las tensiones entre izquierda y derecha.
La apuesta por una Constituyente
Petro insistió en que la salida a la crisis política pasa por convocar al “poder constituyente”, una propuesta que busca darle al pueblo la capacidad directa de aprobar las reformas sociales bloqueadas por el Congreso y la Corte Constitucional.
El mandatario negó que su intención sea perpetuarse en el poder, pero dejó entrever su deseo de participar en la redacción de una nueva Constitución:
“Los he convocado aquí para convocar a toda Colombia al poder constituyente, no para hacer articulitos a favor de mí. Pero si ustedes lo deciden, me gustaría ser miembro de esa Constituyente”.
Un pulso regional y global
La crisis entre Petro y Trump añade un nuevo capítulo a la reconfiguración de las relaciones de Estados Unidos con América Latina, en un contexto donde varios gobiernos progresistas —de Brasil a México— buscan distanciarse de la agenda de Washington.
Uso político de las sanciones financieras
Mientras en Colombia se aviva el debate sobre soberanía y justicia social, la Casa Blanca enfrenta críticas por lo que algunos analistas consideran un uso político de las sanciones financieras.
En palabras de un manifestante en Bogotá: “El presidente de Estados Unidos quiere ser rey del mundo, y eso no está bien”.
Más allá de una disputa bilateral
Lo cierto es que el choque entre Petro y Trump va más allá de una disputa bilateral: pone a prueba los límites de la autonomía latinoamericana en un escenario internacional marcado por la polarización, la guerra y la presión de las potencias.



