Perspectiva Internacional

Una tregua frágil

 Bruselas y Washington buscan poner fin a la guerra arancelaria de Truml

Después de semanas de creciente tensión, Bruselas y Washington han abierto una delicada negociación para frenar la guerra comercial reactivada por Donald Trump, quien desde su regreso a la presidencia ha relanzado su cruzada proteccionista con nuevos aranceles que impactan directamente en los lazos transatlánticos. La tregua de 90 días, alcanzada la semana pasada, es apenas un respiro en un conflicto que amenaza con tener consecuencias globales.

Tercer intento europeo por desactivar ofensiva arancelaria

El comisario europeo de Comercio, Maros Sefcovic, se reúne este lunes en Washington con su homólogo estadounidense, Howard Lutnick, en lo que constituye el tercer intento europeo de desactivar la ofensiva arancelaria de la Casa Blanca. El gesto de Bruselas ha sido claro: pausa de represalias, pero con la advertencia de que si Trump no se aleja del sendero de la confrontación, la UE responderá con fuerza.

Escenario con incertidumbre

El epicentro de la disputa es la decisión de Trump de imponer un arancel mínimo “recíproco” del 10% a decenas de países —un castigo que, en el caso europeo, llegó al 20%— y mantener gravámenes del 25% sobre sectores clave como la industria automotriz, el acero y el aluminio. Aunque la tregua temporal mantiene el 10% como base, el escenario sigue cargado de incertidumbre.

Ruptura con la diplomacia tradicional

Detrás de esta escalada está una lógica más profunda que una simple corrección comercial. Trump ha vuelto a utilizar el comercio internacional como una herramienta política al servicio del ideario MAGA, reforzado por el déficit récord de 1,2 billones de dólares con el que EE.UU. cerró 2024. Pero también pesa la visión ideológica de su gobierno, marcada por una abierta hostilidad hacia Europa. Altos funcionarios estadounidenses —como el vicepresidente J.D. Vance o el jefe del Pentágono Pete Hegseth— han llegado a calificar a los europeos de “gorrones” y “patéticos”, en un tono que marca una ruptura con la diplomacia tradicional.

En la busqueda de equilibrio

En este contexto, la UE busca equilibrismo: firmeza sin perder la compostura. Sefcovic lleva en su portafolio una propuesta ambiciosa: eliminar todos los aranceles a los productos industriales, una oferta que incluye desde maquinaria hasta productos farmacéuticos. Pero en Bruselas saben que negociar con un Trump impredecible, capaz de lanzar una amenaza por la mañana y retractarse por la tarde, es una tarea compleja.

Europa afirma no estar indefensa

Europa, no obstante, no está indefensa. Von der Leyen ha recordado que el bloque tiene cartas fuertes: desde la imposición de tasas a servicios digitales dominados por empresas estadounidenses (como Amazon, Google y Facebook), hasta la activación del “instrumento anticoerción”, una herramienta legal diseñada para responder a presiones económicas ilegítimas.

El consejo de Varsovia “ reflexion y cautela”

La clave estará en lo que ocurra en los próximos tres meses. Si no hay avances, Bruselas reactivará los aranceles pausados y podría ir más allá, golpeando sectores sensibles para Washington. Pero, por ahora, la UE prefiere no dinamitar los puentes. “Reflexión y cautela”, aconsejan desde Varsovia. La palabra “guerra” aún puede evitarse.

Para America Latina no sera ajeno

Desde América Latina, este conflicto no es ajeno. Una escalada arancelaria entre las dos principales economías occidentales puede afectar los precios internacionales, distorsionar cadenas de valor globales y redibujar alianzas comerciales. En un mundo ya atravesado por tensiones geopolíticas, una guerra económica entre aliados históricos es lo último que necesita el sistema internacional.