La pandemia de COVID-19 sometió a todas las instituciones a prueba. El sistema educativo no fue la excepción. El impacto de la pandemia en la educación secundaria Argentina: retos y soluciones se convirtió en una prioridad. Como todo desafío, no solo estresa los procedimientos, sino que también motiva la creatividad y la implementación de soluciones alternativas que nunca hubieran podido ejecutarse sin la ocasión especial. El sistema educativo en pandemia fue expuesto fundamentalmente a dos desafíos principales.
Abandono Escolar
La interrupción de las clases presenciales y la transición a la educación virtual han incrementado el abandono escolar entre los estudiantes secundarios. Los sistemas de alerta temprana (SAT) se han propuesto como una herramienta eficaz para identificar y apoyar a aquellos en riesgo de dejar la escuela. El SAT constaba de dos componentes fundamentales: la identificación del alumno en riesgo de abandono y la implementación de distintas intervenciones a medida de la situación de cada uno de ellos.
Este sistema se vio particularmente saturado ya que las medidas para mitigar el contagio de la enfermedad aumentaron los niveles de pobreza en la población y los niños y jóvenes pobres son más propensos a abandonar la escuela. El escenario de los jóvenes fuera de la escuela venía en descenso desde el 24% en 2010 al 19% en 2018. Las proyecciones daban 18% en 2020, pero la aparición del COVID en ese momento proyectaba volver a subir al 22%, casi retrocediendo 8 años de trabajo.
Finalmente, los números estuvieron más bajos, ubicando en el piso a la cohorte con 11 años en 2015 y 17 en 2022 al 17%; y en el techo a la cohorte con 11 años en 2015 y 17 años en 2018 en el 24%. Si funcionó el SAT o no sería hablar sin conocer la prueba de control. El sistema estuvo rodeado de críticas por parte de los docentes y padres, pero lo cierto es que, a pesar de hacerse sobre la marcha y recargar de trabajo a los docentes y directivos, fue una solución casi “artesanal” que dio la oportunidad de continuar con la educación secundaria a varios jóvenes argentinos (Argentinos por la Educación).
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Continuidad Pedagógica
Debido a la falta de recursos digitales y de telecomunicación de un gran porcentaje de los docentes y alumnos, la forma de continuar impartiendo los contenidos fue un gran desafío. Argentina tenía un plan de gobierno donde se entregaba a cualquier alumno o docente que se registrara una notebook de gama media/media-baja. Ese plan, si bien no fue abandonado oficialmente durante el gobierno de Macri, prácticamente se descontinuó (Política Argentina).
Si la pandemia hubiera encontrado a cada docente y cada alumno con un equipo, el proceso hubiera sido más simple. Si bien para ese entonces y en la actualidad la conectividad a internet está lejos de ser plena, hubiera sido un problema menos. La continuidad pedagógica al pasar a clases virtuales demandó a los docentes y directivos de escuelas adaptar los contenidos y la manera de dar las clases, una adaptación que se dio prácticamente sin ninguna capacitación oficial por parte del ministerio.
Un indicador probado para medir esto son las pruebas PISA donde Argentina, que venía marcando un leve descenso en los niveles de aprendizaje en algunas materias, cayó fuertemente luego de la pandemia (OECD). Algo que también hay que tener en cuenta es que absolutamente todos los países cayeron en sus niveles entre 2018 y 2022. Es fácil deducir que el desafío fue grande y que todo el mundo se vio afectado por la virtualidad.
Perspectivas Futuras
La transformación de la educación secundaria en Argentina requiere un enfoque estratégico y colaborativo que incluya la innovación digital, el fortalecimiento de las políticas educativas y la implementación de sistemas de apoyo para los estudiantes en riesgo. La experiencia adquirida durante la pandemia puede servir como base para construir un sistema educativo más resiliente y equitativo en el futuro. La provincia de Buenos Aires se puso a la cabeza de la transformación de su sistema educativo para el nivel secundario. Algunos de sus aspectos más destacados son:
- No se obligará al alumno a recursar todas las materias del año en caso de no aprobar el mínimo necesario de ese período, sino solo las que haya desaprobado.
- Las materias no aprobadas, hasta cuatro, pasarán a un curso acelerado entre diciembre y marzo para ver si se revierte la situación.
- En caso de tener más de cuatro sin aprobar en un año, esas que excedan el número deberán ser recursadas en el siguiente período lectivo.
- El nuevo régimen la calificación es por cuatrimestre y se aprueban con 7 o más.
- Nadie estudia solo: se establecen cuatro períodos más de intensificación y profundización de la enseñanza y el estudio. Se pueden intensificar hasta cuatro materias en total pendientes de aprobación de ciclos lectivos anteriores.
Estas medidas plantean un mar de interrogantes, sobre todo entre los docentes que en una gran mayoría aprueban el espíritu de la reforma. Pero todos se preguntan cómo se implementará teniendo en cuenta la infraestructura escolar existente. Si las medidas son un paso adelante para mejorar el sistema o una manera de complejizar un problema complejo, solo lo sabremos luego de su implementación.