Entre tensiones y nuevas estrategias energéticas
El 1 de enero de 2025 marcó un giro en el panorama energético europeo con la expiración del contrato de suministro de gas ruso a través de Ucrania. Este ducto, con cinco décadas de antigüedad, había sido un símbolo de interdependencia energética, incluso en medio de la guerra Rusa Ucrania. Aunque en los últimos meses su flujo era mínimo, su cierre definitivo pone sobre la mesa desafíos estratégicos y dilemas políticos para Europa.
Moldavia: el epicentro de la crisis
El impacto inmediato se ha sentido con mayor fuerza en Moldavia, un país fuera de la Unión Europea, donde la región separatista prorrusa de Transnistria ya enfrenta cortes de calefacción y agua caliente en pleno invierno. Gazprom ha ofrecido gas por rutas alternativas, pero exige el pago de deudas disputadas, complicando aún más la situación. Mientras tanto, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) ha instado a los socios europeos a apoyar a Moldavia en este crítico momento, subrayando las crecientes divisiones internas entre fuerzas europeístas y prorrusas.
Eslovaquia, Hungría y el ajuste estratégico
Países de la UE como Eslovaquia y Hungría, históricamente más cercanos a Moscú, también enfrentan dificultades. Sin acceso directo al gas natural licuado (GNL), Eslovaquia deberá asumir costos adicionales de importación, mientras que Hungría incrementará su dependencia del gas ruso a través del gasoducto Turkstream. Este cambio en los flujos de suministro refleja una reconfiguración del mapa energético europeo, donde la seguridad de suministro está garantizada, pero con costos y tensiones añadidas.
La diversificación como respuesta
El cierre del gasoducto ucranio no significa el fin de las importaciones de gas ruso. Al contrario, el GNL ruso sigue ganando terreno en el mercado europeo, sumándose a las crecientes importaciones desde Estados Unidos, Qatar, Australia y Noruega. Estos cambios apuntalan la estrategia europea de diversificación, pero también presionan al alza los precios del gas y, por extensión, del mercado eléctrico.
El dilema de las reservas subterráneas
Europa cuenta con una amplia red de depósitos subterráneos que sirven como un amortiguador clave durante los picos de demanda invernal. Sin embargo, tras un otoño de mayor consumo de lo esperado y el cierre del ducto ucranio, los niveles actuales, aunque saludables, obligarán a un esfuerzo adicional para recargar las reservas en la primavera de 2025.
Perspectivas a largo plazo
La decisión de Ucrania de no renovar el contrato con Gazprom refleja un acto de resistencia frente al conflicto con RusIa, pero también expone las fracturas dentro de la UE. Países como Polonia refuerzan su apoyo a Kiev, mientras que otros, como Hungría y Eslovaquia, priorizan sus intereses energéticos.
La geopolitica y la energia entrelazadas
El cierre del gasoducto ucranio es un recordatorio de cómo la geopolítica y la energía están entrelazadas. En este contexto, Europa enfrenta el desafío de reforzar su seguridad energética, manteniendo la unidad frente a una Rusia que sigue utilizando los recursos energéticos como herramienta de presión.