¿Una crisis silenciosa en la guerra contra Rusia?
La guerra en Ucrania, que se ha extendido por más de dos años, enfrenta ahora un desafío interno que amenaza con debilitar su resistencia frente a la invasión rusa: el creciente número de deserciones dentro de las Fuerzas Armadas. Según datos de la Fiscalía General ucraniana, más de 80.000 soldados han abandonado sus unidades desde el inicio del conflicto en febrero de 2022, y la cifra continúa en ascenso. Solo en los primeros ocho meses de 2024, se registraron más de 45.000 casos, lo que pone de manifiesto un problema estructural en el ejército ucraniano.
Un ejército al borde del agotamiento
Historias como la de un teniente que abandonó su brigada tras dos años de servicio, reflejan la desesperación y el desgaste entre los soldados.El teniente, quien alguna vez soñó con liberar Crimea de la ocupación rusa, decidió dejar su regimiento en febrero de 2024, declarando sentirse exhausto y cuestionando la duración indefinida del conflicto. Su caso no es aislado. Miles de soldados, han expresado públicamente su rechazo a continuar en el frente, señalando problemas como la corrupción en el sistema de alistamiento y la falta de claridad sobre el tiempo que deberán permanecer en combate.
Crisis de moral y recursos
El problema no radica únicamente en el agotamiento físico y emocional de los combatientes, sino también en las carencias materiales y logísticas. En octubre de 2024, un grupo de soldados de la 123.ª Brigada Territorial abandonó sus puestos en Donetsk para denunciar la falta de municiones y entrenamiento adecuado. Esta situación subraya las dificultades que enfrenta Ucrania para mantener un ejército operativo en medio de un conflicto de alta intensidad.
Desersion masiva
La deserción masiva está obligando al gobierno ucraniano a tomar medidas inusuales, como la reciente aprobación de una ley que permite a los soldados que se hayan ausentado regresar sin castigo tras una primera infracción. Sin embargo, esta respuesta parece insuficiente frente a la magnitud del problema.
Una guerra de desgaste
La comparación con Rusia es inevitable. Aunque Moscú enfrenta problemas similares, utiliza métodos más severos para evitar la deserción. Mientras tanto, Ucrania lucha por equilibrar su necesidad de mantener soldados experimentados en el frente con la creciente presión social para permitir la desmovilización de aquellos que llevan años combatiendo.
¿Un ejército al límite?
La situación plantea interrogantes sobre la sostenibilidad de la defensa ucraniana a largo plazo. Si bien el presidente Volodímir Zelenski ha asegurado en sus discursos internacionales que la guerra podría terminar en 2025, el desgaste interno y la falta de personal capacitado sugieren un escenario más incierto.
La comunidad internacional
La comunidad internacional, que ha apoyado a Ucrania con armamento y financiamiento, también enfrenta el desafío de garantizar que estas ayudas lleguen de manera efectiva y contribuyan a fortalecer un ejército que parece desmoronarse desde dentro.
El futuro del conflicto
La crisis de deserciones en Ucrania es un recordatorio de que, más allá de las cifras y las estrategias militares, la guerra tiene un costo humano profundo. El futuro del conflicto dependerá no solo de la capacidad de resistencia ante la ofensiva rusa, sino también de la habilidad del gobierno ucraniano para abordar las demandas de sus propios ciudadanos en armas.