El presidente ruso, Vladímir Putin, se prepara para una visita histórica a Corea del Norte, su primer viaje a este país en 24 años. El encuentro, que se llevará a cabo el martes y durará dos días, es a invitación del líder norcoreano Kim Jong-un. Este viaje se enmarca en un contexto de máxima tensión internacional, con el objetivo claro de fortalecer las alianzas militares entre ambas naciones.
Reforzando la cooperación militar en tiempos de conflicto
El núcleo de las conversaciones entre Putin y Kim Jong-un será la ampliación de la cooperación militar. Tanto Rusia como Corea del Norte están enfrentando crecientes enfrentamientos con Occidente. Desde su reunión en Rusia en septiembre del año pasado, la colaboración militar, económica y de otros tipos entre ambos países ha crecido significativamente.
Funcionarios estadounidenses y surcoreanos han acusado a Corea del Norte de suministrar a Rusia artillería, misiles y otros equipos militares para prolongar el conflicto en Ucrania. A cambio, Pionyang podría estar recibiendo tecnologías militares clave y ayuda. No obstante, tanto Moscú como Pionyang han negado estas acusaciones, las cuales constituirían una violación de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU.
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La “estrecha y fructífera cooperación” entre Rusia y Corea del Norte
El Kremlin ha destacado repetidamente su aprecio por el apoyo de Corea del Norte a la acción militar rusa en Ucrania, señalando una “estrecha y fructífera cooperación” en la ONU y otras organizaciones internacionales. Esta colaboración se ha visto fortalecida por el bloqueo conjunto de Rusia y China a los intentos de Estados Unidos y sus aliados de imponer nuevas sanciones de la ONU a Corea del Norte por sus pruebas con misiles balísticos.
La visita de Putin a Corea del Norte marca un hito significativo en las relaciones entre ambos países. Este encuentro podría definir un nuevo capítulo en la alianza ruso-norcoreana, con implicaciones profundas para la geopolítica global y las dinámicas de poder en Asia y más allá.
