Una elección anticipada marcada por la recesión y la incertidumbre
El próximo 23 de febrero, Alemania celebrará unas elecciones anticipadas en un contexto de profunda crisis económica, política y social. La recesión, que ha golpeado al país desde hace más de un año, ha puesto en jaque a su tradicionalmente sólida industria, mientras que el debate migratorio y la desconfianza hacia la clase política se suman a los desafíos que enfrenta la nación europea.
Crisis económica y el declive industrial
Alemania, conocida por su pujante sector industrial, atraviesa un período de estancamiento sin precedentes. Desde 2017, la producción industrial ha ido disminuyendo, y sectores clave como el automotriz, el acero y la química enfrentan crecientes dificultades debido a los altos costos energéticos y la competencia de las importaciones baratas, especialmente de Asia. Empresas emblemáticas como Volkswagen y Thyssenkrupp han anunciado recortes significativos de empleos, lo que profundiza la preocupación sobre la sostenibilidad de estos sectores.
Caida de la inversion publica y privada
Además, el país enfrenta una alarmante falta de inversión tanto pública como privada, una maraña burocrática que frena el crecimiento y una escasez de mano de obra cualificada. Según Joachim Nagel, presidente del Bundesbank, la economía alemana cerró 2024 con una contracción del 0,2%, y para 2025 apenas se espera un crecimiento del 0,2%.
El desafío político: desconfianza y polarización
El colapso de la coalición liderada por el canciller Olaf Scholz a finales de 2024, tras desacuerdos con el Partido Liberal (FDP), ha exacerbado la desconfianza en la clase política. Según las encuestas, la credibilidad en los líderes políticos se sitúa por debajo del 20%, un dato alarmante para los estándares alemanes.
El partido conservador lidera las encuestas
En este escenario, el partido conservador CDU/CSU, liderado por Friedrich Merz, lidera las encuestas con un 31% de intención de voto, seguido por el partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD), con un 19%. El SPD, el partido de Scholz, se encuentra en un lejano tercer lugar con apenas el 16%.
AfD capitaliza el malestar social
AfD, con su discurso populista y antiinmigración, ha capitalizado el malestar social, especialmente tras el reciente ataque en un mercado navideño en Magdeburgo, que dejó cinco muertos. Aunque el atacante era islamófobo y simpatizaba con el ideario del partido, el incidente ha sido utilizado políticamente para avivar tensiones y promover políticas más restrictivas en materia migratoria.
Una campaña electoral decisiva
La campaña electoral estará marcada por tres grandes temas: la crisis económica, la cuestión migratoria y la guerra en Ucrania.
Economía: El debate sobre el “freno de la deuda”, una medida constitucional que limita el endeudamiento público, será crucial. Mientras el SPD aboga por flexibilizar esta norma para fomentar inversiones en infraestructuras y defensa, los conservadores mantienen una postura más restrictiva.
Migración: Los discursos xenófobos ganan terreno en un país dividido por su política migratoria. AfD utiliza estos temas para ganar apoyo, mientras los partidos tradicionales buscan mantener un equilibrio entre seguridad y derechos humanos.
Guerra en Ucrania: Alemania ha proporcionado más de 28.000 millones de euros en ayuda militar a Ucrania, pero el apoyo a largo plazo está en duda. La recesión ha generado un debate interno sobre la viabilidad de continuar con este nivel de compromiso sin afectar los recursos destinados a necesidades sociales.
El futuro de Alemania
Las elecciones del 23 de febrero no solo decidirán quién liderará el país, sino también el rumbo que tomará Alemania en los próximos años. Con desafíos estructurales profundos, desde la desindustrialización progresiva hasta la necesidad de reformas en todos los niveles, el próximo gobierno tendrá la difícil tarea de recuperar la confianza de una población desilusionada.
La estabilidad de Alemania clave para toda la region
La CDU/CSU parece ser la favorita para formar gobierno, posiblemente en coalición con el SPD, pero las diferencias ideológicas entre ambos partidos generan dudas sobre su capacidad para implementar reformas significativas. Mientras tanto, el auge de AfD refleja un cambio preocupante en el panorama político alemán, que podría tener implicaciones más allá de sus fronteras.
En un mundo en constante transformación, la estabilidad de Alemania, como motor económico y político de Europa, será clave no solo para su futuro, sino también para el de toda la región.