La incertidumbre se cierne sobre el horizonte del conflicto en Ucrania mientras el país espera ansiosamente la llegada de armas y municiones prometidas por Estados Unidos. Sin embargo, la realidad es que el tiempo corre en contra de Ucrania, y la estrategia rusa parece estar intensificándose, según advierten expertos del Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW).
Las recientes operaciones ofensivas rusas en múltiples frentes, especialmente en las regiones de Limán, el norte del óblast de Donetsk y cerca de Bajmut, junto con el retraso en la ayuda militar occidental, ponen a Ucrania en una situación precaria. La falta de material bélico limita gravemente la capacidad de las fuerzas ucranianas para contener los avances rusos, que podrían dar un giro drástico este verano con una ofensiva a gran escala.
Uno de los puntos críticos identificados es Chasiv Yar, una ciudad estratégica que podría servir como trampolín para ataques hacia otras áreas clave. Si las fuerzas rusas logran tomar esta ciudad, podrían abrirse paso hacia Kostantínovka y Druzhkivka, intensificando aún más la presión sobre Ucrania.
La concentración del potencial ofensivo ruso en el óblast de Donetsk indica que esta región será un escenario crucial en los próximos meses. Además, existen informes sobre posibles ataques hacia Járkov desde el óblast de Bélgorod, lo que subraya la amplitud de la amenaza que enfrenta Ucrania en múltiples frentes.
Es evidente que Ucrania ha estado advirtiendo sobre una ofensiva rusa durante algún tiempo, y la capacidad del país para resistir cualquier intento de avance depende en gran medida de la prontitud con que reciba la ayuda militar occidental.