
Por perspectiva internacional
Bogota, 3 de diciembre de 2025
Trump vs. Petro: la diplomacia en jaque y el regreso de la retórica intervencionista en América Latina
La relación entre Colombia y Estados Unidos atraviesa uno de sus momentos más tensos en décadas. El presidente estadounidense, Donald Trump, amenazó esta semana con atacar territorio colombiano bajo el argumento de frenar el narcotráfico, declaraciones que provocaron una respuesta inmediata y desafiante del presidente Gustavo Petro: “No amenace nuestra soberanía, porque despertará el jaguar. Atacar nuestra soberanía es declarar guerra”.
La frase, difundida en X, marcó un hito simbólico dentro de una escalada diplomática que ya venía creciendo desde mediados de año y que refleja un deterioro acelerado en los vínculos entre Washington y Bogotá.
La amenaza de Trump y un giro intervencionista
Trump afirmó que Colombia podría ser blanco de ataques militares por ser “productor y vendedor de cocaína” hacia Estados Unidos. Aunque el republicano ya venía endureciendo su retórica en el marco de la Operación Lanza del Sur —una ofensiva antidrogas que dejó 80 muertos en el Caribe y el Pacífico—, sus palabras abren un nuevo capítulo: el anuncio de una “fase terrestre” en su política contra el narcotráfico.
De aliados a adversarios: cómo la tensión entre Petro y Trump redefine la geopolítica regional
La dureza del mensaje contrasta con el aislacionismo que caracterizó su primer mandato. En esta ocasión, Trump apunta tanto a regímenes autoritarios como Venezuela como a democracias aliadas históricas, como Colombia, tradicionalmente uno de los principales socios de Washington en América Latina.
Un vínculo que se desgasta desde hace meses
El choque público es solo la punta del iceberg. La relación bilateral se ha deteriorado desde que, en septiembre, Washington decidió descertificar a Colombia en la lucha antidrogas por primera vez en treinta años, atribuyendo el fracaso directamente al “liderazgo político” de Petro. El Gobierno colombiano respondió con dureza narrativa, pero sin romper los puentes técnicos de cooperación.
Otros episodios profundizaron la tensión:
- El rechazo de Petro a recibir aviones con migrantes deportados y encadenados.
- La revocación de su visa tras un discurso contra la ofensiva de Estados Unidos en Gaza.
- Acusaciones de Trump que califican al presidente colombiano como “líder del narcotráfico”.
- Una foto filtrada desde la Casa Blanca mostrando un informe con Petro vestido con uniforme penitenciario.
Aunque casi siempre se trató de choques simbólicos, la Casa Blanca sí avanzó en medidas concretas: suspensión de ayudas, amenazas arancelarias y endurecimiento de la política antidrogas.
Un conflicto que se amplifica en contextos internos
Para ambos líderes, la confrontación tiene utilidad política interna.
- Trump, en año preelectoral, profundiza una narrativa de fuerza frente a América Latina, consolidando apoyos republicanos.
- Petro, en disputa política permanente, convierte a Trump en un antagonista reconocido y desgastado ante la opinión pública colombiana
La diplomacia incendiaria: cómo Trump y Petro alimentan una crisis sin precedentes
La asimetría, sin embargo, es evidente. Estados Unidos sigue siendo el principal socio comercial de Colombia y su aliado estratégico en materia de seguridad. Petro puede capitalizar la confrontación discursiva, pero es Trump quien tiene capacidad real de escalarla con medidas económicas o diplomáticas.
¿Existe un riesgo real de conflicto?
Pese a la gravedad de las palabras, no hay señales de que Washington considere una acción militar directa sobre Colombia. La cooperación entre fuerzas armadas y agencias antidrogas continúa; ambas partes se benefician de mantener operativos conjuntos y canales técnicos activos.
La relación EE. UU.–Colombia entra en su fase más crítica con el choque Petro–Trump
El riesgo mayor está en la normalización de una retórica bélica en una relación que, durante dos décadas, se definió como alianza estratégica. Si la tensión sigue escalando, las consecuencias podrían sentirse en comercio, cooperación militar y estabilidad regional.
Una advertencia para la región
Para América Latina —y para observadores argentinos interesados en el rol estadounidense— este choque expone cómo la agenda antidrogas puede convertirse nuevamente en un instrumento de presión política. Con Washington girando hacia un enfoque punitivo y amenazante, y con gobiernos de izquierda buscando autonomía, el continente podría volver a una lógica de confrontaciones que se creía superada.
La amenaza a Colombia reabre el debate sobre el rol de EE. UU. en América Latina
La disputa entre Petro y Trump no es solo bilateral. Es un síntoma del nuevo clima geopolítico en el que América Latina vuelve a aparecer como escenario de tensiones entre seguridad, soberanía y política doméstica estadounidense.



