El Congreso ha decidido aumentar la supervisión sobre las ONG en Perú, imponiendo nuevas obligaciones de registro y presentación de planes operativos y declaraciones anuales para las entidades receptoras de cooperación internacional. Aunque pueda parecer una medida administrativa, esta decisión ha sido precedida por una intensa campaña de desprestigio hacia las ONG por parte de políticos y medios afines a los partidos que impulsan esta ley.
La Campaña de Desprestigio
En Perú, ciertos congresistas han tildado a las ONG de parásitas y destructoras de inversiones, incluso llegando a acusarlas de defender terroristas y fomentar la convulsión social. Esta hostilidad no es un hecho aislado, sino parte de una tendencia global que busca limitar el espacio de la sociedad civil y que ha sido vista en países como Guatemala, India, Nicaragua, Venezuela, Egipto, Ruanda y Zambia. Sin embargo, este enfoque es diametralmente opuesto a las aspiraciones de cualquier país que busca pertenecer a la OCDE, donde se valora y se protege el trabajo de las organizaciones de la sociedad civil.
Un Congreso Desaprobado
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El mismo Congreso peruano que impulsa esta medida cuenta con una desaprobación del 91%, según el Instituto de Estudios Peruanos (IEP). Este es el mismo Congreso que ha aprobado leyes polémicas, como la que otorga impunidad a soldados que cometieron violaciones de derechos humanos en los años ochenta y facilita la minería ilegal y la deforestación. Estas decisiones, claramente, no reflejan el interés público sino el de ciertos grupos de poder.
Impacto en la Democracia y la Sociedad Civil
Las ONG desempeñan un papel crucial en la promoción de la democracia y los derechos humanos. Limitar su acción es quitarle oxígeno democrático al país, afectando su prosperidad y su capacidad para superar la pobreza. Actualmente, uno de cada tres peruanos vive por debajo del umbral de pobreza, un 10% más que antes de la pandemia. La cooperación internacional podría ayudar a mitigar estos problemas, pero la narrativa que culpa a las ONG de estos males es perjudicial y engañosa.
La Realidad de la Cooperación Internacional
Perú recibe menos cooperación internacional que muchos de sus vecinos. Según los datos, recibe la mitad de lo que recibe Honduras, seis veces menos que Colombia y tres veces menos que Brasil. Además, las ONG ya están sujetas a rigurosos controles y auditorías por parte de la Agencia Peruana de Cooperación Internacional (APCI) y cumplen con los estándares establecidos por la OCDE.
Conclusión
Es fundamental que Perú no vea enemigos donde no los hay. Las ONG no son el problema, sino una parte esencial de la solución. Un país que aspira a ser próspero y democrático necesita una sociedad civil fuerte y un entorno que favorezca la cooperación internacional. La aprobación de esta ley sería un grave error que podría aislar al país y perjudicar su desarrollo. Las ONG, lejos de ser una amenaza, son un aliado crucial en la construcción de una sociedad más justa y equitativa.
Asier Hernando Malax-Echevarria, experto en cooperación internacional y director de The Sherwood Way, resalta que las democracias florecen cuando se permite a la sociedad civil operar sin miedo. Limitar el espacio de las ONG es, sin duda, un paso atrás en la consolidación democrática de Perú.