
Por perspectiva internacional
Bruselas, 8 de diciembre de 2025
Crisis transatlántica: Bruselas denuncia la nueva doctrina de EE. UU.
La brecha entre la Unión Europea y Estados Unidos sigue ensanchándose. La nueva Estrategia de Seguridad Nacional presentada por la Administración Trump marcó un punto de inflexión: por primera vez, Washington proclama abiertamente su intención de respaldar a partidos ultras y euroescépticos en el continente, a los que denomina “fuerzas patrióticas”. La reacción europea no tardó en llegar.
António Costa planta cara: la UE rechaza la intervención estadounidense en su política interna
António Costa, presidente del Consejo Europeo, lanzó un mensaje contundente desde París: la interferencia estadounidense en la política interna europea es “inaceptable”. Sus declaraciones, realizadas en el Instituto Jacques Delors —un símbolo de la visión integracionista de la UE— marcaron el primer posicionamiento claro desde la cúpula europea frente al nuevo enfoque geopolítico de Washington.
Un aviso directo a Washington
Costa criticó la intención del Gobierno estadounidense de “cultivar la resistencia” para “corregir” el rumbo de Europa, una doctrina que, según afirmó, ya no se limita a discursos aislados del vicepresidente J.D. Vance o a los tuits de Trump, sino que se ha convertido en una política oficial.
La Unión Europea advierte a Washington: “Los aliados respetan su soberanía”
“Los aliados no interfieren en la vida política de sus aliados”, subrayó Costa, denunciando que Estados Unidos no puede decidir “qué partidos son buenos y cuáles son malos” para los ciudadanos europeos.
Europa defiende su soberanía democrática frente a la ofensiva de Trump y los tecnooligarcas
La respuesta de Costa se suma a la creciente inquietud de otros líderes europeos. Durante el fin de semana, figuras como los ministros de Exteriores de Francia y Polonia o el ex primer ministro italiano Enrico Letta también salieron en defensa del proyecto europeo frente al ofensivo discurso de Washington.
Un divorcio político en cámara lenta
La tensión actual revela una transformación profunda: Estados Unidos y la Unión Europea ya no comparten ni diagnóstico ni visión del orden internacional. Mientras que Europa sigue apostando por el multilateralismo y el respeto a las normas internacionales —incluyendo la lucha contra el cambio climático—, la Administración Trump se aleja de estos valores y promueve abiertamente una narrativa civilizatoria que presenta a Europa como un continente en decadencia.
La actitud del Kremlin
El Kremlin, que ha respaldado la nueva estrategia estadounidense respecto a Europa, añade una dimensión geopolítica clave para Bruselas. Si Moscú y Washington convergen en su diagnóstico sobre la UE, advierte Costa, la estabilidad del continente podría verse aún más amenazada.
Autonomía estratégica o vulnerabilidad permanente
El presidente del Consejo Europeo insistió en la necesidad de acelerar el fortalecimiento del mercado único, la construcción de nuevas alianzas globales y la independencia europea en materia de seguridad, actualmente externalizada a Estados Unidos. Esta línea coincide con debates ya abiertos sobre la necesidad de una defensa europea más robusta.
Europa se rebela ante la doctrina Trump: “No decidirán nuestros partidos”
Costa también subrayó que la UE debe atender las preocupaciones sociales de sus ciudadanos —como la crisis de vivienda— para frenar el avance de fuerzas extremistas, las mismas que Washington ahora pretende impulsar.
La batalla tecnológica y el papel de los oligarcas digitales
El enfrentamiento político no está aislado de la guerra tecnológica. La campaña de ataques del entorno de Trump a la UE, encabezada por Elon Musk, agravó el clima de tensión. Tras recibir una multa europea por falta de transparencia en X, Musk retiró a la Comisión Europea la capacidad de gestionar su panel de anuncios. Sus mensajes han sido celebrados abiertamente por Moscú.
Costa advirtió del peligro de ceder terreno a las grandes tecnológicas estadounidenses:
“No habrá libertad de expresión si alguien tiene el monopolio del software”.
Para Bruselas, la protección de datos, el pluralismo informativo y la regulación tecnológica no son negociables, pese a las presiones arancelarias que provienen de Washington.
Una Europa que despierta
Las palabras de Costa condensan un sentimiento que gana fuerza entre las capitales europeas: la alianza transatlántica ya no funciona bajo los parámetros tradicionales. Lejos de ser un choque puntual, el momento actual parece marcar un proceso de reconfiguración estratégica en el que Europa deberá decidir cuánto quiere —y puede— depender de Estados Unidos.
Autonomía o dependencia: la UE redefine su rumbo frente a la presión de EE. UU.
Frente a una Casa Blanca que apuesta por influir en la política interna europea, reforzar a movimientos iliberales y condicionar la política digital y arancelaria, la respuesta europea apunta a más autonomía, más integración y una defensa activa de sus valores fundacionales.