Perspectiva Internacional

Estados Unidos eleva la tensión en el Caribe con una nueva ofensiva antidroga

Por perspectiva internacional

Bogota. 14 de noviembre de 2025

EE. UU. despliega al Gerald Ford y eleva la tensión en el Caribe

La presencia militar de Estados Unidos en el Caribe ha entrado en una fase crítica. El despliegue del portaaviones USS Gerald Ford, el más moderno y poderoso de la flota estadounidense, marca un nuevo punto de inflexión en la estrategia de Washington contra el narcotráfico en el hemisferio occidental. El anuncio del secretario de Defensa, Pete Hegseth, sobre el inicio de la operación Lanza del Sur (Southern Spear) proyecta un escenario de creciente incertidumbre regional, especialmente para Venezuela y Colombia.

Un portaaviones en aguas calientes

Las imágenes difundidas por el Mando Sur del Gerald Ford –capaz de operar hasta 90 aeronaves y escoltado por destructores con misiles de largo alcance– confirman que Estados Unidos ha desplazado activos militares que normalmente se reservan para zonas de conflicto de alta intensidad. Su llegada al Caribe, el 24 de octubre, coincidió con la retirada del portaaviones de Oriente Medio, a pesar de las tensiones persistentes en Gaza. Esta reubicación revela el nivel de prioridad que la Administración Trump otorga a su ofensiva antidroga.

¿Seguridad o geopolítica? La nueva guerra antidroga de Washington

Con el Gerald Ford ya operativo, la presencia estadounidense en aguas cercanas a Venezuela suma alrededor del 20% de sus buques de guerra desplegados globalmente y cerca de 15.000 militares: un volumen de fuerzas inédito en América Latina desde finales del siglo XX.

Operación “Lanza del Sur”: objetivos difusos, riesgos concretos

El anuncio de Hegseth, publicado primero en la red X, ofrece más incógnitas que certezas. Washington insiste en que la operación busca combatir a los “narcoterroristas” y frenar el flujo de drogas hacia Estados Unidos. Sin embargo, la falta de detalles alimenta la especulación sobre una posible expansión de la campaña militar hacia objetivos en territorio venezolano, algo que el propio presidente Trump ha insinuado en el pasado como parte de su política de máxima presión contra Nicolás Maduro.

¿A un paso del conflicto? Crece la presión en el Caribe

Trump ha catalogado a varios carteles latinoamericanos como organizaciones terroristas internacionales, lo que en su marco jurídico abre la puerta a acciones militares directas en el extranjero. Desde septiembre, fuerzas estadounidenses han atacado al menos 20 narcolanchas en el Caribe y el Pacífico oriental, con un saldo de más de 80 muertos. Naciones Unidas y múltiples organizaciones de derechos humanos denuncian que estas operaciones constituyen violaciones al derecho internacional.

La autorización reciente a la CIA para realizar operaciones encubiertas dentro de Venezuela añade otra capa de preocupación regional.

Repercusiones diplomáticas: Colombia en el centro de la tormenta

El incremento militar ha tensado la relación entre Washington y Bogotá. El presidente Gustavo Petro calificó los ataques contra las lanchas como “ejecuciones extrajudiciales”, una postura respaldada por el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos. La respuesta de Trump ha sido retórica y políticamente agresiva: acusó a Petro de “narcotraficante” y aplicó sanciones económicas contra su entorno. Como consecuencia, Colombia anunció la suspensión de la cooperación de inteligencia con Estados Unidos.

El episodio agrava un deterioro en la relación bilateral que podría tener efectos de largo alcance en materia de seguridad, migración y lucha contra el crimen organizado.

Caracas se prepara para un escenario de confrontación

En Venezuela, Nicolás Maduro ha descrito la ofensiva estadounidense como parte de un plan para derrocarlo. Ha ordenado la movilización de 200.000 militares y la activación de comandos de defensa civil con participación de funcionarios y ciudadanos. El discurso oficial habla de una posible “lucha armada” en caso de agresión directa.

La opinion de Maria Corina Machado

Mientras tanto, la líder opositora María Corina Machado –recién galardonada con el Nobel de la Paz– sostiene una posición abiertamente favorable a la presión internacional, calificando el momento como “histórico” y llamando a una “transición pacífica”. Sus palabras, aunque matizadas, se interpretan como un respaldo indirecto a la estrategia de Washington.

Una región atrapada entre la seguridad y la soberanía

Desde Canadá, el secretario de Estado Marco Rubio reafirmó que la prioridad es combatir el narcotráfico, aunque también recordó que su Gobierno no reconoce a Maduro como presidente legítimo. Esta mezcla de objetivos antidroga y cálculos políticos vuelve difusa la frontera entre seguridad hemisférica y cambio de régimen.

Mientras tanto, Panamá –país con memoria sensible tras la invasión de 1989– ha visto llegar tropas estadounidenses a su territorio, aunque ambos gobiernos aseguran que el movimiento no está vinculado a la operación en el Caribe.

Conclusión: un equilibrio regional más frágil que nunca

La nueva ofensiva estadounidense marca el mayor despliegue militar en el Caribe en décadas. Aunque Washington insiste en que su prioridad es la lucha contra el narcotráfico, el contexto político –desde la oposición venezolana hasta el conflicto diplomático con Colombia– sugiere que esta operación puede redefinir las relaciones de poder en la región.

La nueva ofensiva antidroga de Trump inquieta a la región

El Caribe se convierte nuevamente en un escenario estratégico donde seguridad, geopolítica y tensiones domésticas se entrecruzan. El riesgo de un incidente que eleve la confrontación a niveles imprevisibles está latente.