
Por Perspectiva Internacional
Belem, 16 de noviembre de 2025
El gas ya no es transición: la evidencia que marca el rumbo en la COP30
La primera semana de la COP30 en Belém dejó claro que el futuro energético del planeta ya no puede seguir girando en torno al gas fósil. Aunque gobiernos y corporaciones insisten en presentarlo como un “combustible de transición”, la evidencia científica y las experiencias recientes en América Latina muestran que su expansión no conduce a un futuro limpio, sino a una prolongación de la dependencia de los combustibles fósiles.
El mito del “gas natural” como energía limpia
Llamarlo “natural” es, para muchos expertos, una estrategia de marketing más que una descripción honesta. El gas fósil emite CO₂ y, sobre todo, metano: un gas con un poder de calentamiento mucho mayor y cuya fuga a la atmósfera es uno de los principales aceleradores del cambio climático.
Además de su impacto climático, el gas acarrea consecuencias sanitarias en comunidades cercanas a yacimientos y sistemas de transporte, generando enfermedades respiratorias y cardiovasculares que rara vez forman parte del debate público.
Detrás de la narrativa del “combustible puente” se esconde un modelo extractivo que sostiene economías dependientes, endeuda a los Estados y compromete ecosistemas estratégicos.
América Latina: un laboratorio de los costos ocultos
La región ofrece múltiples ejemplos del impacto real del gas fósil:
- Argentina – Vaca Muerta: conflictos sociales, impactos ambientales y nuevas emisiones asociadas al gas no convencional.
- México – Gasoducto Saguaro: cuestionamientos por afectar ecosistemas sensibles en el Golfo de California, conocido por su extraordinaria biodiversidad.
- Ecuador – Amazonia: la quema rutinaria de gas asociado a la extracción petrolera continúa afectando la salud de comunidades indígenas y contaminando el aire.
Estos conflictos han llevado a organizaciones sociales a judicializar proyectos, denunciando violaciones a derechos humanos y ambientales.
Una expansión incompatible con el Acuerdo de París
Según el informe La ruta del dinero detrás de la expansión de los combustibles fósiles, 19 nuevas terminales de exportación de gas natural licuado están planificadas o en construcción en América Latina y el Caribe. Más de dos tercios se concentran en México, y muchas están diseñadas no para abastecer a la población local, sino para reexportar gas estadounidense a Asia.
El debate que divide a la COP30: transición limpia o retroceso fósil
El reporte también identifica más de 54.000 MW de nueva capacidad eléctrica a gas en la región, principalmente en Brasil y México. Son infraestructuras que operarán durante décadas, en abierta contradicción con los compromisos climáticos globales.
La trampa del gas fósil: América Latina ante un futuro hipotecado
Como resume Nicole Figueiredo, directora del Instituto Arayara: “Estos proyectos solo benefician al lobby del gas y perjudican a todos los demás. Las renovables son más limpias, más baratas y pueden llegar a comunidades que hoy no están conectadas a la red”.
El metano, el gran ausente que ahora entra en escena
La directora ejecutiva de la COP30, Ana Toni, subrayó que la reducción del metano será un tema central en Belém. Disminuir estas emisiones en el sector de combustibles fósiles podría marcar la diferencia para mantener con vida el objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5 °C.
El lobby del gas choca con la ciencia en la COP30
En paralelo, cientos de organizaciones sociales marcharon este fin de semana en Belém en un simbólico “Funeral de los Combustibles Fósiles”, marcando una demanda clara: frenar nueva infraestructura de gas, eliminar fugas de metano y poner fin al financiamiento público para el sector.
Hacia una transición justa: el mecanismo que propone la sociedad civil
La COP30 también será el escenario de la discusión sobre el Mecanismo de Acción de Belém (BAM) para una Transición Justa, una propuesta nacida desde la sociedad civil global que busca articular esfuerzos dispersos y vincular la descarbonización con justicia social, derechos laborales y desarrollo sostenible.
El BAM podría convertirse en una herramienta clave para acelerar la salida global de los combustibles fósiles, garantizando que la transición energética no deje atrás a trabajadores ni comunidades.
Belém, un punto de inflexión
Brasil, como anfitrión, tiene la oportunidad de liderar el debate global sobre el abandono del gas fósil. La decisión que tomen los países en Belém definirá si esta COP marca un antes y un después o si seguirá prolongando la era del gas bajo la falsa promesa de “transición ordenada”.
Belém 2025: adiós al gas, hola a las renovables
La COP30 puede ser recordada como la cumbre que reconoció, finalmente, que el gas fósil no es transición: es retraso.


