En un continente marcado por la polarización y el auge de discursos extremistas, Uruguay se erige como un bastión de estabilidad democrática. Este domingo, los ciudadanos uruguayos acudirán a las urnas para elegir entre Yamandú Orsi, del Frente Amplio, y Álvaro Delgado, del Partido Nacional, en una segunda vuelta presidencial caracterizada por la moderación y el respeto. A diferencia de otros países de la región, la política uruguaya ha logrado mantener el debate público alejado de los insultos y el populismo desmedido, consolidando un modelo democrático “a la vieja usanza”.
Campana sin insultos ni noticias falsas
En Uruguay no existen los insultos, las redes sociales no hacen circular noticias falsas. No hay un Javier Milei que llame “ zurdos de mierda” a los opositores. Ni existe un Jair Bolsonaro investigado por intento de golpe de estado. Los candidatos son previsibles, los Uruguayos estan orgullosos por eso.
La fortaleza de los partidos
El sistema político uruguayo, centrado en partidos con raíces profundas, es uno de los factores clave de esta estabilidad. Desde hace décadas, el Frente Amplio y las coaliciones lideradas por el Partido Nacional y el Partido Colorado dominan el panorama político. Esta solidez, como explica la politóloga Verónica Pérez, actúa como una salvaguarda contra los extremismos: “El partido constriñe al líder, no al revés”.
Desafios politicos y sociales sin crisis de representacion
Esto ha permitido que Uruguay enfrente sus desafíos políticos y sociales sin caer en crisis de representación o en el vacío institucional que caracteriza a otras democracias de la región. Sin embargo, no está exento de problemas: el crecimiento de la pobreza infantil, la desigualdad y la inserción del narcotráfico han comenzado a socavar la tradicional cohesión social del país.
Los retos del nuevo presidente
El próximo presidente de Uruguay deberá afrontar varios desafíos urgentes. Aunque los indicadores macroeconómicos son favorables, con una inflación controlada y un desempleo moderado, las cifras de pobreza, especialmente entre los niños, y el aumento de la violencia asociada al narcotráfico son señales de alerta. Estos problemas están erosionando el tejido social uruguayo y podrían abrir la puerta a discursos polarizantes.
La opinion de Gerardo Caetano
Gerardo Caetano, historiador y politólogo, advierte sobre el peligro de ignorar estas tendencias: “No estamos vacunados para siempre contra el extremismo. Creer que Uruguay es inmune a lo que ocurre en Argentina o Brasil es un error peligroso”.
Una democracia modelo, pero no inmune
Uruguay ha demostrado que la política de partidos puede ser un antídoto eficaz contra el populismo y la fragmentación. Sin embargo, la estabilidad no debe conducir a la complacencia. El país enfrenta un dilema: mantener su reputación como modelo democrático mientras aborda problemas sociales complejos que podrían alimentar narrativas extremistas en el futuro.
El resultado de las elecciones de este domingo definirá el rumbo de una nación que, aunque tranquila en su democracia, comienza a sentir la presión de los desafíos globales y regionales. Uruguay sigue siendo un faro de moderación en América Latina, pero deberá adaptarse para proteger lo que lo hace único.
Las ultimas encuestas
Las ultimas encuestas dan una diferencia de apenas decimas entre el candidato del Frente Amplio y el del oficialismo, que logro en las ultimas semanas reducir la distancia. El ex Presidente Jose Mujica sera un gran protagonista de las ultimas horas hasta el comicio.
El destino del proximo quinquenio
Esta elección no solo marcará el destino del próximo quinquenio, sino que será un test para la resiliencia de una democracia que, hasta ahora, ha resistido el embate de las olas populistas. ¿Podrá Uruguay mantenerse como una excepción en la región? Su futuro presidente tendrá la difícil tarea de demostrarlo.