Perspectiva Internacional

El atentado contra Evo Morales

 un nuevo capítulo en la crisis política de Bolivia

El vehículo en el que viajaba el expresidente boliviano Evo Morales fue atacado con 18 disparos en la región del Chapare, un bastión cocalero y de apoyo tradicional para Morales. El incidente, que ocurrió el 27 de octubre de 2024, ha agravado la ya tensa confrontación política entre Morales y el actual presidente, Luis Arce, con el expresidente acusando al gobierno de intentar asesinarlo.

Un ataque en medio de una crisis política

El ataque tuvo lugar mientras Morales se dirigía a la Radio Kausachun Coca para su programa dominical. Según relató, el vehículo fue interceptado en una carretera del Chapare, donde hombres encapuchados dispararon repetidamente. Aunque Morales salió ileso, su chofer sufrió heridas leves. El expresidente no dudó en responsabilizar a Arce y al vicepresidente, David Choquehuanca, acusándolos de planificar el atentado para detener su lucha política.

Tension entre Morales y Arce

La tensión entre Morales y Arce ha escalado en los últimos meses debido a la disputa por el liderazgo del Movimiento al Socialismo (MAS) y la candidatura presidencial de 2025. Morales ha liderado protestas y bloqueos en el Chapare, buscando ejercer presión sobre el gobierno, mientras enfrenta una orden de captura por un caso de supuesto abuso sexual de menores. Sin embargo, Morales asegura que se trata de una persecución política para debilitar su influencia.

¿Una operación planificada?

El expresidente afirmó que desde el día anterior había notado la presencia de agentes del Ministerio de Gobierno en su localidad de residencia, lo que refuerza su creencia de que el ataque fue cuidadosamente planificado. Los videos difundidos por sus allegados muestran helicópteros sobrevolando la zona y el vehículo con impactos de bala, lo que ha incrementado las sospechas de una operación orquestada para intimidar o eliminar a Morales.

Para el gobierno fue un autoatentado

Por su parte, el gobierno no ha emitido declaraciones oficiales, pero algunos voceros han sugerido que podría tratarse de un “autoatentado” para desviar la atención de las acusaciones legales en su contra. La oposición y sectores del oficialismo han exigido una investigación exhaustiva y el desbloqueo de las rutas que los cocaleros afines a Morales han mantenido cerradas por más de dos semanas.

El aislamiento de Morales y la reacción de la comunidad internacional

A pesar del respaldo en el Chapare, Morales se encuentra políticamente aislado. Las demandas para que el gobierno emplee la fuerza para desbloquear las carreteras reflejan la pérdida de apoyo en las zonas urbanas y el creciente descontento con la situación. A esto se suma la preocupación por el impacto económico y social de los bloqueos prolongados.

Mientras tanto, Juan Ramón Quintana, exministro de la Presidencia y cercano a Morales, ha pedido a la comunidad internacional que intervenga para garantizar la seguridad del exmandatario, argumentando que corre peligro en Bolivia. Morales, sin embargo, ha descartado abandonar el país, afirmando que no tiene nada que esconder.

Un conflicto que pone en riesgo la estabilidad de Bolivia

El atentado marca un momento crítico en la lucha por el control del MAS y el futuro político de Bolivia. La escalada de violencia y la polarización no solo complican la resolución del conflicto interno, sino que también ponen en riesgo la estabilidad del país en un contexto de crisis económica y tensiones sociales. La comunidad internacional deberá observar de cerca el desarrollo de los acontecimientos, ya que lo que ocurra en Bolivia tendrá repercusiones más allá de sus fronteras.