La influencia en Europa de Kamala Harris o Donald Trump en las próximas elecciones será determinante para definir el rumbo de las relaciones transatlánticas. A medida que se acercan las elecciones presidenciales de 2024 en Estados Unidos, Europa observa con atención, consciente de las profundas implicancias que la victoria de uno u otro candidato tendrá para el continente.
Expectativas de Europa ante las elecciones de Estados Unidos
A medida que se acercan las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2024, el continente europeo observa con gran expectación. Dos posibles futuros están en juego: uno marcado por la continuidad del Partido Demócrata, ahora liderado por Kamala Harris tras la salida inesperada de Joe Biden, y otro liderado por el exmandatario Donald Trump. Actualmente, las encuestas muestran que Harris ha reducido la brecha con Trump, obteniendo un respaldo creciente entre votantes jóvenes y minorías étnicas en comparación con Biden (Pew Research).
Compromiso de Harris con la OTAN y Ucrania
Durante la reciente Convención Demócrata en Chicago, Harris y su equipo dejaron en claro su compromiso con Ucrania y la OTAN, prometiendo enfrentarse a Rusia. Este mensaje ha sido bien recibido por gran parte de los líderes europeos, quienes ven en Harris una continuación de las políticas de cooperación y defensa transatlántica que caracterizaron al gobierno de Biden. “No permitiremos que Moscú interfiera en nuestras democracias”, afirma la declaración del partido, enfatizando en la idea de mantener una postura firme frente a Rusia. Esta postura contrasta marcadamente con la política exterior de Trump, quien anteriormente cuestionó el papel de la OTAN y mostró simpatías hacia líderes autoritarios como Vladímir Putin (Politico).
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Inquietudes europeas sobre un posible regreso de Trump
Sin embargo, aunque hay un marcado interés por la nueva fórmula demócrata que empareja a Harris con el gobernador de Minnesota Tim Walz, la inquietud se mantiene. Europa necesita previsibilidad, especialmente en un momento en que el continente enfrenta una guerra en Ucrania y otras tensiones geopolíticas, como comenta Ian Lesser del German Marshall Fund. La posible reelección de Trump genera preocupación entre los líderes europeos, especialmente debido a su enfoque aislacionista y a sus críticas previas a las alianzas tradicionales de Estados Unidos (Jerusalem Post).
El peso de la base republicana
La “base fuerte” de Trump y el Partido Republicano sigue siendo un factor de peso en la carrera electoral. A pesar de la energía que ha mostrado Harris, convirtiendo su sonrisa en un arma secreta de seducción del electorado y recaudando más de 300 millones de dólares, además de atraer a miles de voluntarios, su contendiente conserva un respaldo sólido y difícil de desgastar en sectores clave del electorado. De hecho, las encuestas muestran que Trump ha recuperado parte de su popularidad, logrando una imagen más favorable que en cualquier otro momento de los últimos cuatro años (Politico).
Repercusiones del debate presidencial en la política global
El 10 de septiembre marca una fecha trascendental en la política estadounidense: el esperado debate presidencial entre Kamala Harris y Donald Trump. Este enfrentamiento no solo definirá la dirección de la campaña electoral en los Estados Unidos, sino que también podría impactar profundamente en la política global. Mientras Harris busca consolidar su imagen de estabilidad y progreso, Trump regresa con la promesa de un liderazgo que redefine las reglas con preceptos claramente opuestos al pensamiento demócrata. Este debate no solo influirá en la política interna de EE. UU., sino que también será crucial para determinar la futura relación entre Washington y Bruselas (Pew Research).
Futuro de las relaciones transatlánticas
Europa, como muchos otros actores internacionales, observa con suma atención. Las decisiones que se tomen en Washington en los próximos meses definirán el curso de las relaciones transatlánticas, la cooperación en defensa y las políticas económicas globales. Con temas clave como la seguridad, el cambio climático y las relaciones comerciales en juego, pero particularmente la posición frente a la guerra en Ucrania, el futuro del continente podría estar modelado por lo que surja de este debate. La incertidumbre se agrava por el hecho de que las posiciones de los candidatos sobre el cambio climático y las políticas comerciales podrían afectar directamente los intereses económicos europeos (Politico).
¿Una Europa más independiente?
¿Estará Europa en condiciones para amoldarse a la dirección que tomen los Estados Unidos, o examinará la posibilidad de reforzar su independencia estratégica? La respuesta podría empezar a develarse el 10 de septiembre.